Néstor había revelado el sorprendente paradero de Hestia: los bajos del monte Olimpo.
Para Robespierre y el resto de La Hermandad, esto fue una sorpresa de un enorme valor, ya que se creía que el monte Olimpo era el hogar exclusivo de los dioses y parecía imposible que pudiese albergar aquella ciudad descrita en los textos antiguos.
Tras dos días de travesía, una expedición que comprendía los cincuenta miembros de La Hermandad encabezada por Robespierre, se fue acercando a los bajos del monte Olimpo con precaución y determinación.
La majestuosidad del lugar era impresionante, pero también se percibía un aire de misterio y peligro. Las leyendas de los antiguos dioses flotaban en el aire mientras todos seguían caminando a Néstor y Chloe de manera organizada hasta el punto de destino.
A medida que se internaban en los bajos del monte, las estructuras y los paisajes se revelaban ante ellos.
El lugar había sufrido una transformación radical desde los tiempos en que Andrómaco condujo a su pueblo hasta aquella roca sagrada.
Ya no se veían templos esplendorosos ni estatuas de dioses venerados en cada rincón. En su lugar, encontraron ruinas desmoronadas y un ambiente de abandono.
El monte Olimpo parecía haber caído en un estado de decadencia y olvido. Los antiguos altares para veneración de los dioses, estaban cubiertos de musgo y las estatuas de los dioses yacían en pedazos, como testigos mudos de un pasado glorioso. Era evidente que los dioses habían sido olvidados y dejados de lado para la mayoría de la humanidad, y ese abandono se reflejaba en el estado en ruinas del lugar.
Tras dos horas de camino, los miembros de la hermandad comandados por Robespierre y acompañado por Chloe y Néstor se encontraron frente a una grieta masiva. Esta grieta, causada por el poder de los dioses, se abría en la montaña como una cicatriz divina. Era la entrada a la ciudad, era el lugar que la ocultaba y protegía del mundo exterior
La grieta era imponente y oscura, emanando una energía sobrenatural que llenaba el aire a su alrededor. La roca a su alrededor mostraba señales de haber sido forzada y desgarrada por el poder de los dioses hace miles de años. Era evidente que solo algo de una fuerza similar podría abrir nuevamente el camino hacia su interior.
Néstor, consciente de la gravedad de la situación, reflexionó sobre el poder que representaba su linaje divino. Como hijo de una diosa, estaba imbuido de una fuerza interior única y una conexión especial con el mundo divino. Si alguien podía abrir la grieta, era él.
Cerrando los ojos, Néstor se conectó una vez más con su herencia divina y canalizó su energía hacia sus manos. Se acercó a la grieta y, con un gesto poderoso, extendió sus manos hacia los bordes de la roca desgarrada. Una luz tenue comenzó a emanar de su interior, creciendo en intensidad a medida que canalizaba su poder.
Con un esfuerzo sobrehumano, Néstor ejerció una presión controlada sobre la roca, haciendo uso de una fuerza divina desconocida hasta ahora, para empujar y separar las secciones. La grieta comenzó a abrirse lentamente, como si la montaña misma respondiera a su llamada.
El grupo observaba con asombro y expectativa lo ocurrido, mientras la grieta se abría cada vez más, revelando una abertura hacia el interior de la montaña. Néstor había logrado abrir de nuevo el camino hacia Hestia, permitiendo que todos ingresaran a su interior.
Una vez que la grieta estuvo lo suficientemente abierta, el grupo se adentró en el interior de la montaña, pudiendo observar según avanzaban con asombro y admiración, la belleza que se iba desplegando ante sus ojos.
Una vez que todo el grupo atravesó la montaña, todos observaron cómo los campos se extendían ante ellos, cubiertos de flores silvestres en una variedad de colores vibrantes. Las montañas se alzaban majestuosamente en el horizonte, y sus cimas eran acariciadas por las nubes. Prados verdes y exuberantes se extendían hasta donde alcanzaba la vista, invitando a la paz y la serenidad.
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HESTIA
FantasyHistoria de dioses,heroes y hombres luchando por mantener su identidad.