21.Titanomaquia

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Néstor sintió cómo Chloe tiraba fuertemente de su brazo, rompiendo el hechizo momentáneo que lo mantenía inmóvil frente al cuerpo yacente de su padre. Comprendió la urgencia en su mirada y la determinación en sus gestos.

Era momento de actuar, de avanzar hacia el corazón del santuario de Hestia y detener la liberación del Titán.

Los dos se lanzaron sin vacilar, sorteando escombros y evitando los enfrentamientos que aún se libraban en los alrededores. Cada paso los acercaba más a su objetivo, cada respiración era un recordatorio de la importancia de su misión.

El santuario de Hestia se alzaba majestuosamente ante ellos, un lugar sagrado que parecía susurrar palabras de esperanza y protección. Pero también era un punto crítico, un escenario en el que la batalla entre los ideales de libertad y opresión se libraba con ferocidad.

Chloe, guiada por su conocimiento de los misterios del santuario, condujo a Néstor por los pasillos ocultos y las estancias secretas. Su determinación era palpable, su mente lúcida y enfocada en el objetivo. Juntos, formaban un equipo formidable, dispuestos a arriesgarlo todo por el bien común.

Finalmente, llegaron a la cámara central, donde se encontraba el altar de Hestia. La energía del lugar era intensa, cargada de historia y significado. Era en ese preciso momento que la liberación del Titan amenazaba con desencadenar una catástrofe.

Néstor y Chloe se encontraron en una carrera contrarreloj mientras se abrían paso entre las sombras de la sala. El corazón de Néstor latía con fuerza en su pecho, lleno de determinación y una mezcla de temor y valentía ante lo que estaba por venir.

Detrás de una columna, Néstor se asomó cautelosamente para observar la escena frente a ellos. Robespierre, con su mirada feroz y su voz desafiante, pronunciaba palabras en un idioma antiguo mientras sostenía el orbe de la encarnación en sus manos.

La energía en la habitación era palpable, una mezcla de anticipación y peligro.

Néstor sabía que el tiempo se agotaba y que debían actuar con rapidez si querían detener el ritual y salvar a Hestia de la ira desatada de Cronos.

Miró a Chloe con determinación en sus ojos y le susurró al oído—Tenemos que encontrar una manera de interrumpir el ritual. Si Cronos es liberado, será la destrucción para todos.—

Chloe, con su corazón lleno de valentía y determinación, se adelantó sigilosamente desde su escondite detrás de la columna. Observó a Robespierre y a los miembros de la hermandad, quienes estaban concentrados en el ritual de venida de Cronos.

La joven sabía que no podía permitir que el titán fuera liberado y sembrara la destrucción en Hestia.

Se adentró con cautela entre las sombras, buscando una oportunidad para detener el ritual. Su mente trabajaba a toda velocidad, evaluando las posibilidades y los movimientos de los enemigos. Sentía la presión y la urgencia de la situación, sabiendo que cada segundo contaba.

Chloe, llena de valentía y determinación, tomó el dory de uno de los defensores caídos en la defensa del templo y se acercó rápidamente hacia Robespierre, con la intención de interrumpir el conjuro que estaba teniendo lugar. Con cada paso, su corazón latía con fuerza mientras se acercaba al líder de la hermandad.

Con un movimiento rápido y preciso, Chloe atravesó el aire con el dory, apuntando hacia el centro de la sala donde se encontraba Robespierre.

Chloe alcanzó a Robespierre, atravesándolo de muerte y cayendo de rodillas el orbe con ambas manos.

El líder de la hermandad, sostenido sobre sus rodillas, observó por última vez con una leve sonrisa cómo el ritual llegaba a su fin. La presencia del titan era ahora innegable, y una sensación de temor y asombro llenó la sala.

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