Guiado por su intuición y un atisbo de esperanza, Néstor siguió una vez más las indicaciones de su corazón. Se adentró en pasajes olvidados en el camino, y dejo atrás el puente del río Aqueronte. Cada paso que daba, sentía la presencia de las almas que lo habían precedido y la energía del inframundo resonando a su alrededor.
Finalmente, después de una ardua travesía, Néstor llegó a un lugar donde las sombras se desvanecían y una tenue luz emergía. Ante sus ojos se reveló un portal, una grieta en la realidad que actuaba como un vínculo entre el inframundo y el mundo de los vivos.
Con la determinación que le dictaba su corazón, Néstor se acercó al portal. Este lugar, emanaba una extraña y cautivadora energía. Su forma era etérea y fluida, como si estuviera compuesto por hilos de luz entrelazados en una danza constante. La luz que lo rodeaba era brillante y cegadora, pero no resultaba deslumbrante para los ojos acostumbrados a las sombras del inframundo.
El portal parecía estar suspendido en el aire, sin una ubicación física definida. Era como un umbral entre dos mundos, una conexión entre la oscuridad y la luz. Su contorno era irregular, sin límites claros, y en su interior se podían distinguir destellos de colores que se entrelazaban y se disipaban.
A medida que Néstor se acercaba, pudo percibir un suave murmullo proveniente del interior. Era un sonido misterioso y atrayente, como el susurro de voces ancestrales que llamaban desde el otro lado. La energía que emanaba era intensa y enigmática, invitando al valiente joven a que se atreviera a cruzar.
El contorno vibraba con una energía palpable, como si tuviera vida propia. Un aura de magia y misterio lo envolvía, atrayendo la atención de manera enigmática de Néstor hacia su interior. Aunque no había ninguna indicación clara sobre lo que se encontraba al otro lado, el joven héroe sentía una mezcla de temor y excitación que lo impulsaba a dar el siguiente paso, aunque quería ser prudente.
A medida que se acercaba al umbral, la temperatura a su alrededor cambiaba, volviéndose más cálida y reconfortante.
Los contornos del portal parecían fundirse con el entorno, como si se adaptaran a la percepción de quien lo observaba. Aunque era un paso hacia lo desconocido, Néstor no podía resistirse a la atracción que ejercía sobre él.Con valentía, Néstor se detuvo frente al portal, respirando profundamente para prepararse para lo que vendría. Los destellos de luz y los colores danzantes parecían susurrarle promesas de un nuevo comienzo.
Con un último vistazo al inframundo detrás de él, tomó una decisión y dio el primer paso hacia el portal, cruzando el umbral que lo llevaría de vuelta al mundo de los vivos.
Mientras Néstor se adentraba en el portal, una sensación de desafío y misterio lo envolvía por completo. A medida que avanzaba, el entorno a su alrededor se transformaba en una ilusión inquietante. El suelo parecía moverse bajo sus pies, cambiando de forma y textura, desafiando su equilibrio.
De repente, se encontró en un vasto salón oscuro hexagonal y sostenido con columnas jónicas, y únicamente iluminado por antorchas en las paredes.
En el centro del salón oscuro, se alzaba una estatua imponente de una diosa griega, con una altura que superaba los diez metros. Era una figura majestuosa, esculpida con detalle y realismo asombroso. Su belleza sobrenatural llenaba la habitación, mientras su mirada desafiante y poderosa parecía penetrar en lo más profundo del ser de quien la contemplara.
La diosa representada era Artemisa, la cazadora divina y protectora de los bosques y la vida salvaje. Su imagen era capturada en medio de un gesto enérgico, con un arco en su mano izquierda y una flecha tensada en el arco, lista para ser liberada. Vestía una túnica vaporosa y su cabello fluía libremente, adornado con hojas y ramas.

ESTÁS LEYENDO
HESTIA
FantasyHistoria de dioses,heroes y hombres luchando por mantener su identidad.