Capítulo 14.

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Yo Te Protegeré.






Narra Gavi.

Pedri, Ferran, Balde y yo nos encontrábamos en el barrio N.28th St, uno de los lugares más peligrosos de las Vegas. Normalmente las personas piensan que venir a Las Vegas solo significa dinero, apuestas y sexo. Pero no. En este ''mágico'' lugar también existen sus contras, como el callejón Brooks, barrio ave. Balzar y el lugar donde ahora nos encontramos en estos momentos. Ninguna alma inocente o ricachona se atrevería a pisar alguno de estos lugares.

--¿Enserio hicimos bien en dejar a Ansu con Tn?--preguntó Ferran como por tercera vez en los pasados cinco minutos--Me refiero a que, Ansu es bastante salvaje cuando se lo propone.

Balde soltó una carcajada divertida.

--¿Ansu? ¿Salvaje?--repitió aun riendo--¿Y que me dices de Tn___? La chica casi mata a Gavi.


Mi cuerpo se tensó al oír eso. Las imágenes aun venían como flashes a mi cabeza. Frescas y vivientes ¿Como si quiera me había atrevido en pensar en matar a Gavi? Acabar con ella, con una bella princesa asustada, acabar con esa luz de sus ojos. No, no podía, y tal vez jamás me atrevería. Ese trabajo debía hacerlo otra persona, porque, ella tenía razón: en algún momento ella tendría que morir. No podía negarlo.



--Ya chicos--dijo Pedri bastante serio mientras miraba para todas partes. El es como el padre de toda la banda, siempre protegiéndonos y cuidándonos. Es un poco vergonzoso tener que admitirlo--no estamos para juegos en estos momentos, este lugar es peligroso.

Las risas callaron en ese momento. Pedri tenía razón, en este lugar debías de andarte con mucho cuidado ¡Solo hay que pensar en lo que pasó la última vez! Cuando Ferran fue atacado en una emboscada en esta misma calle solo porque la otra banda quería un poco de revancha contra nosotros ¿Y por que no? También un poco de diversión. Ferran fue gravemente lastimado al grado de que tuve que ir a parar a un hospital en Río de Janeiro. ¿Porque ahí? Simple, porque en ese lugar normalmente no nos conocen como los famosos rateros y asesinos. Y bueno, viendo por departe de la otra banda, solo se podría decir que Balde y yo los vamos a visitar muy a menudo al panteón...


--No entiendo porque Derick quiero vernos--dijo Ferran después de un largo silencio

Derick: es el hombre al que le debemos la vida los chicos y yo. Si no fuera por el posiblemente estaríamos todos muertos en ese momento. El fue el que nos guió hacia este camino, el que nos enseñó a defendernos, el que nos trató como unos hijos, el que nos enseñó a no tener piedad, el que nos subió hasta la cima. El que nos creó. El fue y será para siempre como el padre que nunca pude tener. A pesar de ser uno de los más buscados por todo el mundo, también tiene un corazón puro. Antes, cuando solo era un niño asustado de Holmes Chapel, necesitaba un poco de cariño y protección, y eso me lo brindó Derick. Mi padre. El es mi verdadero padre. Tal vez no de sangre, pero si de pensamiento y corazón.



--No importa para que sea, Ferran--dije atento a las obscuras calles. En estos tiempos nadie se atrevería a molestarnos, pero siempre hay un alma ignorante que se atreve, y nosotros debemos hacerle entender que con nosotros no hay segundas oportunidades--todos sabemos que Derick siempre nos a apoyado, tal vez ahora el necesita de nosotros.


¡Y se me olvidaba! ¿De casualidad alguien sabe de quien fue la magnífica idea de secuestrar a la famosísima Tn____ Smith? Bueno, el gran Derick Richway lo hizo. Todo el dinero que logremos sacarle a la familia de Tn___ no solo será para nosotros, sino también para Derick.


Esa mañana el sol no había salido. Las calles se mantenían en una sombra impresionante y el frío de invierno congelaba a todos haciéndolos castañear. A penas era noviembre, y la temperatura había descendido más que la del año pasado. Sin duda este invierno sería bastante frío. Para colmo, la avenida N.28th se veía más peligrosa y obscura de lo normal. El aire se sentía bastante tenso y podía jurar que las sombras ocultas debajo o pegadas a las paredes se movían como si tuvieran vida propia. Tal vez, hace unos años me hubiera espantado con tal solo el hecho de pensar en encontrarme en un lugar así, pero ahora, las sombras eran las que debían temerme.


Secuestrada. Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora