Capitulo 34

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Hola chicas ¿Que tal? ¿Me extrañaron? Perdón si no estoy tan activa, pero les prometo que ya subire más seguido, les pido de favor que voten, y dejen un comentario. Linda noche ❤️







Tn.

--¡Sigo viva! ¡Sigo viva!--grité al tiempo que abría los ojos despertándome de mi pesadilla

Ya no me encontraba en algún cuarto de los chicos o Mamá Rosalie. Ahora estaba en la sala durmiendo en el sofá con una gruesa manta azul cubriéndome y un poco de té en la mesa de a lado. No me había percatado de que absolutamente todos estaban en el comedor desayunando. Sus miradas eran de confusión y ironía al verme. Mierda, sabía que esa estúpida anestesia no servía de nada.

--¿Estas bien?--preguntó Ferran al momento en el que se acercaba a mí y ponía una de sus enormes y gruesas manos en mi frente.

Sus manos recorrieron mi frente y cuello buscando algún signo de temperatura o anormalidad. Yo permanecí quieta mirando hacia algún punto de la blanca pared. Esas malditas pesadillas había vuelto. Maldita sea, había luchado año tras año para poder consolar el sueño, y cuando creí que lo había logrado, esas monstruosidades volvía con el propósito de hacerme aquella noche imposible. No hasta que cumplí los quince y medio fue cuando aquellas pesadillas pararon. A penas tenía un año de haberme podido librar de aquellos tiempos. Y ahora, exactamente cuando iba a cumplir los diecisiete era cuando volvían. No podía regresar a aquellos tiempos.

--Estoy bien--susurré hecha un mar de confusiones en mi cabeza--solo necesito un baño y...despegarme.

Ferran asintió levemente y yo con lentitud me paré enrollada en la gruesa manta azul. En realidad, lo único que necesitaba era estar sola por un buen tiempo. Ni Mamá Rosalie, ni Pedri , ni Balde , ni Ferran , ni Ansu y mucho menos Pablo monstruo Gavira podían reconfortarme en estos momentos.

Entonces, era aquí cuando uno se da cuenta de que aunque estés rodeada por más de mil personas, puedes seguir sintiéndote sola e incomprendida, porque aunque trates con todas tus fuerzas, las personas nunca lograrán a llegarse a sentir como tu. Ni siquiera una milésima parte de su cuerpo. Entonces ¿Para que desperdiciar el tiempo?

Subí con pesadez hasta el tercer piso, no pensaba en ducharme en el cuarto de Pablo monstruo Gavira . En realidad, como había mencionado, solo quería estar sola para poder pensar más claramente. Así que con paso lento, me metí al cuarto de piano. Me senté en la silla del piano y mis dedos automáticamente se posicionaron en el teclado tocando esa canción que Meredith me había enseñado a los diez años.

River flows in you de Yiruma.

Cerré los ojos tocando cada una de las teclas con delicadeza. No podía creer que hasta la fecha me supiera aquella pieza. Si, me la había enseñado Meredith y sería muy difícil olvidarla, pero en aquel momento sentía como si fuera la primera vez que la tocaba junto a ella. A mi alrededor todo desapareció, dejando como rastro un ambiente blanco por completo, de repente todo se volvió a construir. Estaba en mi casa. Los sillones, la mesa del comedor, los candelabros, mi madre sonriéndome, mi padre con orgullo y...Meredith. Si, ella estaba a lado mío viendo con una sonrisa como mis dedos se movían con agilidad al tocar aquella pieza. Me vi en un espejo de en frente. Yo tenía diez años ¿Pero que es lo que pasaba? ¿Estaba de vuelta?

--¡Tn!--gritó alguien.

Brinqué de espanto cayéndome de la silla. Todo a mi al rededor volvió a la normalidad: las paredes, el polvo, el moho, el silencio sepulcral, el miedo. Si, esto era demasiado bueno para ser verdad.

--¿Donde estabas?--preguntó Pedri entrando a la habitación--fui a dejarte una toallas al baño y descubrí que no estabas ahí...¿Que haces aquí?

Secuestrada. Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora