Capitulo 30.

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Es El Comienzo Del Fin.






Pedri rió cuando lo deje entrar. Todos debían admitirlo, aquello había sido una broma épica.


--¿Dos de tres?--preguntó Pedri con una sonrisa y acto siguiente deposito un beso en mi mojadisimo cabello.

Asentí de buena forma.

Lo que Pedri se refería es que, como todas las noches después de mis clases de canto, piano y tejido, podríamos jugar un poco de póker. Serían tres rondas, el que ganara dos veces la partida sería el 'pone-castigo', lo cual estaba completamente segura de que ganaría.

Yo siempre tenía un haz bajo la manga, y mucho se preguntaran "¿Cual es, Tn ?" Bueno, es simple, y mi haz es que tengo el poder de distraer a cualquier persona con la cosa más diminuta e insignificante del mundo. No quiero decir que los distraeré con "la tonta belleza que no poseo" si no, con preguntas capciosas o miradas cómplices. Eso lo aprendí de mi madre cuando mi padre no le otorgaba la tarjeta de crédito negra para ir de viaje/ compras a París.


Si de algo pueden estar seguros, es que yo siempre aprendo muy rápido.


--Bueno, pero antes de eso deben secarse o se enfermaran--dijo Mamá Rosalie con toallas secas y calientes para nosotros--quítense toda esa ropa y séquense, luego podrán ir a tomar un baño de agua caliente y desayunar como dios manda.


Pedri asintió con una sonrisa y dio un beso en la melena de Mamá Rosalie mientras que por mi parte solo agradecí conmovida. Con la toalla me aseguré de secar mi cabello y jeans, luego con sumo cuidado me quité el abrigo tejido rosa dejándome solo en la blusa de tirantes color rosa. De repente, un silencio sepulcral invadió el comedor.


--Madre santa--murmuró Gavi con la boca ligeramente abierta y sus ojos atrapados en mi abdomen mojado.


Mis mejillas ardieron de vergüenza al ver a Ferran, Ansu y Balde viéndome fijamente. Todos tenían la misma postura: rígidos, ojos atrapados en alguna parte de mi cuerpo mojado, boca ligeramente abierta y una ceja levantada iOh vamos! ¿Que no les basta con tres meses en un burlesque? No sé, pero en ese momento quiero arrancarle los ojos a todos ellos.


—Bueno, iré a cambiarme--susurré nerviosamente.


Cuando estuve en las escaleras me eché a correr como psicópata perseguida hasta que llegué a mi habitación. Sin más demora me metí a la ducha con todo y ropa; prendí el agua caliente y ahogue un grito cuando por accidente abrí un poco el agua fría. Por segunda vez en el día, me di un baño solo que esta vez fue largo y placentero. Con mucho cuidado me fui quitando cada prenda y la fui tirando en el piso de la bañera, luego tallé mi cuerpo con la esponja y enjuagué mi cabello con shampoo y acondicionador. Empezaba a arrepentirme el haberme bañado tan temprano hoy. Lentamente salí de la ducha y me envolví como un taco en la toalla. Esta vez, no me importo mucho el cabello y lo deje escurrir en mis hombros. Ya decidida, salí del baño a la recamara.



--iMierda! ¿Podrías dejar de hacer eso, por favor?--susurré en un ataque de pánico--


Gavi estaba en el armario de la habitación revolviendo unas cuantas cosas. De nuevo, aquel hombre sexy y sensual no tenía camisa. No pude evitar no recordar la vez que casi me besa en Las vegas; de hecho, es como si otra vez estuviéramos allá. Yo, apenas saliendo bañar y el, con unos jeans ajustados y sin camisa con su sexy cabello despeinado. De acuerdo Tn que no se te ocurra olvidar como se respira.



Gavi me inspeccionó con la mirada de abajo para arriba, después, una sonrisa se coló en sus labios.


--Lo siento, es que necesitaba una playera limpia--dijo con esa voz gruesa
y....joder, no de nuevo--Balde se encargó de ensuciar la que traía con helado de vainilla.

Secuestrada. Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora