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Tienes Miedo?
Tn.
Miré por milésima vez el ropero inspeccionando hasta el último rincón en busca de algo usable. Por un momento, mis ojos viajaron a mi hogar, a mi ropero, el cual estaba repleto por playeras y blusas de marca, zapatos de última moda, vestidos de diseñador de todos los colores, e incluso algunas prendas originalmente utilizadas en las pasarelas. Me sonreí a mí misma al recordar todo aquello, pero también me sentí avergonzada por haber sido tan malcriada. Ahora, lo único que podría utilizar en aquella fiesta elegante podrían ser unos jeans ajustados, una playera color vino ajustada y unos zapatos planos negros.Nada especial.
--¿Problemas con la vestimenta?—dijo una voz ronca detrás de mío haciéndome saltar de susto
A unos cuantos metros se encontraba Pablo con una enorme caja marrón de cartón. Gracias a Dios, ahora llevaba puesta una camiseta negra, aunque igualmente se veía muy sensual pero, bueno, ¡Algo es algo!
--¿Puedo pasar?—preguntó tímidamente.
Asentí con una diminuta sonrisa y mi vista volvió al ropero deseando que Narnia existiera y así podría robarle unas cuantas cosas a la reina blanca. Aunque, en realidad no creo que su estilo sea muy parecido al mío. ¿Es que nunca te cansas te pensar estupideces, Tn? Pensé. Me volví a sonreír a mí misma hasta que oí como Pablo se aclaraba la garganta buscando mi atención.
--Oh, lo siento, Gavi, es solo que…bueno, no tengo nada que ponerme y estoy empezando a…--no terminé la oración—Lo lamento, ¿Qué se te ofrecía?
Una triste sonrisa apareció en el rostro de Gavi, con un leve movimiento me invitó a sentarme a lado de él en la cama. Al principio vacilé un momento, pero luego entendí que el solo trataba de hacerme sentir mejor. Hoy simplemente no había sido un buen día para mí: Había despertado gritando por Meredith, había rechazado un beso de Gavi y luego había visto su hermosa cara decepcionada, y ahora tenía que encontrarme con Yahatziel y Galeoto en una fiesta elegante donde supuestamente tenían a Cole. Muchos dicen que lo malo no es para siempre. Empiezo a dudar de aquello.
Gavi y yo nos acomodamos uno frente al otro con las piernas cruzadas en el centro de la blanca cama. Sonreí al ver su rostro, jamás había visto algo tan bello como él.
--¿Segura que estás bien?—susurró Gavi al momento que me senté frente a él.
--Si—mentí.
--¿Tienes miedo?—volvió a preguntar.
--No—mentí.
Agaché la cabeza. Solo quería decir la verdad sin temor, poder gritar ''Estoy muriendo de miedo y quiero escapar contigo en este mismo instante. Ir a donde nadie nos pueda encontrar nunca y olvidarme de toda esta mierda. Quiero empezar desde cero'' Aunque, en el fondo sabia que nadie en el mundo podría decir siempre la verdad, pues a veces era mejor ser fuerte que honesto.
Gavi se acercó solo unos centímetros más a mí.
--A mí no me importa lo que fuiste, lo que me importa es lo que eres ahora porque sé que no te puedo cambiar. No te puedo adecuar a mis deseos. Eres quien eres. Me gusta quien eres, y no de la persona que muchas veces quise que fueras—susurró.
Es en esos momentos, cuando quiero llorar y besarlo hasta que el mundo se acabe, cuando puedo pensar que las personas buenas aun existen, pero luego recuerdo todo: en como confié en tantas personas que me desilusionaron, en como él me ha fallado y la razón por la cual nos conocimos: porque soy su secuestrada. Eso no va a cambiar nunca. Por más que quiera siempre seré la razón de su felicidad: dinero, dinero, dinero, nada más.
--Mientes—susurré aun con la cabeza agachada—eres igual a los demás. Todos se han ido, ¿Por qué tú no lo harías?
Quise llorar, aun así no lo hice.
--Porque…--dijo, pero se vio interrumpido por si mismo
Negué con la cabeza triste--¿Ves? Ni tú mismo lo sabes, porque al final me dejarás tal y como todo mundo lo ha hecho, hasta mis padres lo han hecho—dije y por un minuto pude armarme de valor y alzar la cabeza conectando mis ojos con los suyos. Me sorprendí mucho al ver los suyos cristalinos, casi llorosos--¿Qué te pasa?—susurré--¿Por qué quieres llorar?
--Podrás fingir todo lo que quieras, pero tu mirada dice todo lo que callas. Sé que tienes miedo y sé que no estás segura de ir, pero solo lo haces por tu amiga porque ella puede ser la única que se quede contigo siempre. Tienes miedo de volver a estar sola—susurró
No dije nada, solo lo miré por varios segundos que parecieron horas. Él lo sabía todo y yo no entendía como, pero aun así lo sabía.
--Abrázame—dije ahora un poco intimidada—por favor solo hazlo.
Entonces Gavi se acercó a mí y extendió sus brazos hasta envolverme por completo, suavemente se acostó en la blanca cama conmigo. Cerré los ojos y metí mi rostro en su cuello, aspirando todo su dulce aroma, él empezó a acariciar mi horrible cabello suavemente. Jamás me había sentido tan protegida, tan amada, ni siquiera con Meredith, no, este era un sentimiento totalmente distinto. Entonces por fin pude entender que él era más importante para mí de lo que alguna vez pareció.
--Siempre estar contigo, pase lo que pase—susurró cerca de mi oído.
Temblé.
--¿Lo prometes?
--Lo prometo.
* * *
Mamá Rosalie había conseguido un vestido color blanco en una tienda por la tarde: tenía un estilo un poco vintage, un poco suelto de abajo pero ajustado en las caderas, por la espalda un precioso hueco de corazón lo adornaba dejando mi espalda un poco desnuda. De zapatos había encontrado unos tacones brillosos y un poco altos. Había decidido dejar mi cabello suelto planchándolo completamente. Me puse un poco de base y colorete en la cara, también rímel, delineador y rojo en los labios. Al final, me eché un último vistazo en el pequeño espejo y me dije a mí misma que al menos estaba pasable.
Suspiré y me propuse a bajar. Mis tacones sonaban en toda la escalera y me puse un poco roja al pensar que todos ya estaban a bajo esperándome y podrían ver como había quedado. Oh dios, jamás me ha gustado ser el centro de atención ¡Nunca! Tal vez si otra chica estuviera aquí conmigo podrían mirarla a ella en vez de a mí, porque, claro, todas siempre son más bonitas que yo.
Cuando bajé el último escalón temblé un poco, aun así me dispuse a llegar hasta la sala. Como suponía todos me miraron a la misma vez y, puedo jurar, que Ansu chifló levemente.
--Woah, Woah, Woah ¿Quién eres y que has hecho con Tn? Porque, nena, ¡Estas Can-den-te!—dijo Ansu mientras se acercaba a mí y me hacia dar una vuelta en mi propio eje.
Sonreí un poco aliviada de que no hubiera existido tensión ante mi llegada.
--Te ves muy hermosa, Tn__—dijo Balde con una sonrisa.
--¡Espectacular!—apoyó Pedri.
--Oh, cariño, te ves tan bella—exclamó Mamá Rosalie
Todos sonrieron, excepto Ferran y Gavi, que misteriosamente se habían quedado callados y serios. Por un momento pensé que les desagradaba como me veía y en realidad me lucía horrible, pero luego me dije a mí misma que aquello no tenía importancia. Yo iba por Cole, no ha lucir un bello vestido. Aunque, claro, en el fondo me dolía pensar que Gavi pensaba que me veía espantosa.
--Gracias, chicos—dije— pero creo que será mejor que nos vayamos.
Todos asintieron y se dirigieron a la puerta, donde Mamá Rosalie despedía a uno por uno besando su frente y dándoles una pequeña bendición.Cuando fue mi turno besó más de dos veces mi frente y mejilla, también se le veía un poco preocupada por lo que la abracé diciéndole que todo estaría bien.
Al salir me coloqué un abrigo color negro que me cubría hasta unos pocos centímetros arriba de la rodilla, aunque prácticamente cubría todo mi blanco vestido.
La noche era fría y obscura, una típica noche en Londres de invierno. Podía sentir mis dientes castañeando de frío por tan solo mover un dedo o la pierna, sinceramente aquello estaba brutal.Gracias a Dios, al subirme a la camioneta, Ferran prendió la calefacción haciéndonos a todos dejar escapar un pequeño suspiro de alivio.
Gavi se posicionó en la parte del copiloto. Durante todo el camino yo rezaba a Dios y los cuatro vientos poder encontrar a Cole y salir rápidamente de ahí.
--Tn, tranquilízate—susurró Pedri en mi oído—todo va a salir completamente bien.
Asentí y traté de dar mi mejor sonrisa. De repente la camioneta se estacionó en frente de un club elegante nocturno donde mucha gente amenazaba con entrar, se notaba que el club estaba a punto de reventar de tanta gente. Bueno, al menos si alguien trata de matarme tendré muchos testigos.
--Es hora, chicos—exclamé.
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Secuestrada. Pablo Gavi
RomanceElla era Inocente. Compasiva. Dulce. Feliz. Ella era su Secuestrada. El era un asesino. Despiadado. Malévolo Sádico. El era su secuestrador. Hola chicas, esta hermosa historia es una adaptación, pero con diferentes personajes. creditos: Mariana Ma...