Capitulo. 27

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La Carta.






--¿Para mí?--pregunte un poco asustada por la respuesta.


Mamá Rosalie dirigió de nuevo su mirada al bonche enorme de sobres, los cuales estaban etiquetados y con colores diferentes en cada uno.

La sonrisa de Mamá Rosalie volvió a aparecer y yo por mi parte me asusté un poco más.


--Si, dice exactamente para 'Tn' de 'Gavi'--respondió sacando un sobre amarillo ligeramente abultado--vaya, al parecer se emociono con la correspondencia ¡Este sobre si que pesa!


Mi corazón se aceleró al escuchar aquellas palabras ¿Se habría emocionando escribiendo? o ¿Necesitaba decirme algo importante? Probablemente sería una de esas dos suposiciones pero también podría ser algo como '¿Vendría llena de groserías y reclamos? o ¿De amenazas y sangre?' Bueno, la verdad es que con el gran Pablo Gavira siempre puedes esperar cualquier cosa.

No debería sorprenderme mucho con el contenido.


--La abriré después de terminar de desayunar--contesté fría mientras me metía un pedazo de fruta con miel y almendra a la boca, pues no quería dar a notar que en mi interior moría de nervios y un poco de felicidad.


Pude sentir la mirada de Mamá Rosalie por un muy buen rato como si estuviera inspeccionándome. Podía imaginármela: ceño fruncido, boca torcida, ojos profundos queriendo ver el más allá, arrugas más notables y cuerpo tenso y listo para atacar. Pero, cuando alcé mi mirada, me encontré con todo lo contrario: una viejita linda y dulce, con una sonrisa blanca e iluminada, ojos verdes brillantes y rostro con muy pequeñas arrugas adornándolo.

Sinceramente, me sorprendí un poco.


--Me parece una gran idea--apoyó sentándose de nuevo para seguir comiendo--¡Nada es más importante que un muy buen desayuno en la mañana! Las cartas pueden esperar un poco


Las cartas pueden esperar un poco.

Trataba de recordarme cada vez que masticaba desesperadamente para poder al fin acabar. ¡Mierda, Tn! Las cartas pueden esperar un poco. Pero aun así, no lograba disfrutar mi desayuno y evitar que mis ojos se desviaran hacia ese bonche de paquetes tirados en el centro del comedor.

Es como si, una fuerza rara y magnética me llamara a saltar por aquella carta y correr a mi habitación para encerrarme hasta terminar de analizar las palabras escritas.

¿Alguna vez han comido con italianos? Bueno, puedo asegurar que es una de las comidas más exquisitas del mundo, pero también una de las más pesadas.

Cuando al fin parecía que acababa de terminar mi plato, Mamá Rosalie llegaba con uno más grande. En realidad, era un proceso bastante largo: comías y luego tomabas reposo para digerir, luego volvías a comer y cuando terminaras volvías a tomar reposo...y así sucesivamente hasta acabar con el postre. Tenía que admitir que todo lo que no había comido durante las primeras semanas de mi secuestro, las había ahorrado aquí con Mamá Rosalie.


--Bueno, gracias por este exquisito desayuno, Mamá Rosalie--dije parándome de la silla con, seguramente, una panza de embarazada


Y de repente, todo dentro de mí se movió, haciéndome tambalear mientras recordaba un pasado horrible; ese maldito tiempo que había podido superar con esfuerzo y dedicación, pero de nuevo volvía a sentir esta maldita culpa dentro de mí.

Llena, gorda, obesa, albóndiga, a punto de explotar.

¿Cuánto tiempo me había llevado poder superar aquella etapa? En la cual millones de personas estaban contra mí y yo solo quería poder agradarles.

Secuestrada. Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora