Capitulo 42

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Siempre a Tu Lado.



Tn

Entonces sentí como se tensaba todo mi cuerpo. Oh Dios mío, dime que Gavi jamás dijo eso y que solo fue una de las miles imaginaciones mías, y que mucho menos él está con una enorme sonrisa frente a mí viendo como me derrito ante su presencia. Oh mejor aun: que aun sigo soñando y que todo esto no es real.

--¿Perdón?—pregunté tratando de averiguar si mis oídos habían escuchado bien.

Gavi sonrió aun más amplio y yo sentí como las piernas se me doblaban ligeramente, aun así no iba a caer. Era en estos momentos cuando la verdadera dureza del corazón me salía por qué, sinceramente, yo estaba completamente enamorada de él y un rechazo de parte mía era como una vida entera sin llorar.

--Escuchaste bien—dijo Gavi. Lentamente se acercó a mí oído y susurró lentamente—déjame besarte.

¡No, espera!... ¡No lo hagas!... Detente. Oh por dios, basta, por favor ¡Basta! Tu sonrisa, carajo. Tú perfecta y deliciosa sonrisa.

Reí nerviosamente mientras me alejaba de él en un impulso de mantener finamente la distancia. No funcionó, pues Gavi se movió casi al mismo instante que yo. Como si estuviéramos en una clase de danza lenta. Volví a sonreír casi a la fuerza. Mi corazón latía como enloquecido y podía sentir el frío sudor en mi espalda y palmas de las manos a pesar del invierno.

Definitivamente aquella no era mi mañana.

--Solo aléjate, Gavi—susurré apenas audible y sentí un pinchazo en el corazón al ver el hermoso rostro de Gavi desilusionado—lo siento pero, hoy simplemente….no puedo..

Gavi sonrió compasivo y llevó una de sus palmas a mi mejilla. La acarició levemente y luego besó mi frente antes de marcharse del cuarto. Al final, pude escuchar un perfecto susurró de parte de él diciendo 'Siempre estaré aquí para ti'



* * *



Abrí la llave de la ducha antes de empezar a desvestirme. Cuando el agua artificial ya estuvo templada entré sin ningún problema. Sentí un pequeño alivio cuando el agua empezó a golpear todo mi cuerpo. Yo siempre eh pensado que la felicidad viene en diferentes formas y tamaños, ya sea familiar o insignificante; para mí, meterte en la ducha después de un momento tenso es una pequeña felicidad, para algunas otras personas mascar chicle o hacerse una pedicura es una pequeña felicidad.

Eso ya es personal.

Cerré los ojos por un largo momento e imágenes llegaron a mi cabeza. ''Meredith, hay alguien observándonos allá'' ''Recuerda que te amo y que eras la persona más valiosa e importante para mí, Tn, y no importe lo que pase, tienes que ser fuerte'' ''Cuando la vida te golpe y te tire al suelo, levántate, sacúdete y grítale ¡Pegas como una niña!'' Vivir definitivamente no es fácil. Somos frágiles. Las cosas cambian rápido, nunca da tiempo para pensar, para juntar lo que queda. Volver atrás es imposible. A veces la vida te gasta una broma y hace que las lágrimas desciendan por tus mejillas ¿Y qué podemos hacer? Solo seguir adelante.
Tendrás que caer para aprender a volar, Tn.


* * *


--¡Vamos chico!—grité mientras corría por toda la sala por la milésima vez en el día--¡A que no me atrapas!

Reí mientras corría rumbo a la cocina, donde Ferran y Balde se encontraban lavando unos cuantos platos. Dough corría detrás de mí mientras ladraba con la lengua de fuera. Llevaba jugando con el así todo el día: persiguiéndonos por toda la casa sin importar nada. Tanto correr había hecho que mi cabello estuviera revuelto y parado por todas partes, por mí espalda escurría un pequeño sudor frío y mi mandíbula dolía de tanta risa.

--¡Woah! Tn para, creo que tienes una pequeña rata café en el cabello—se burló Ansu  entrando a la cocina.

Reí al ver mi reflejo en un plato recién lavado ¡Vaya que era cierto! Hace tan solo unas horas había estado bien peinado y recogido en una impecable coleta. Ahora, parecía como si hubiera estado en una montaña rusa para que después alguien hubiera trapeado y barrido el suelo con mi cabellera. Aun así, no importó, jamás había sido el tipo de chicas que tratan de verse guapas y sensuales a todas horas.

--La vida es muy corta para peinarse todos los días, Ansu—reí corriendo por toda la cocina con Dough detrás de mío--¡Vamos chico! A que no me atrapas

Entonces, corrí como si estuviera en los juegos del hambre para luego brincar el sofá con una agilidad genial y caer con los pies elegantemente en la mesa del centro. Reí ante mi agilidad y justo cuando estaba por bajar, Dough subió a la mesa y accidentalmente me empujó sin ninguna piedad al suelo sin poder meter las manos. Oí un duro golpe proviniendo del suelo donde me estampé.

Secuestrada. Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora