Capitulo 46

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Hola chicas, aquí tienen un nuevo capitulo, perdón si las deje con la intriga, les pido que voten por favor, nos leemos pronto.🥰







Tn.

No pude contenerme y salté de la silla. Esto se había acabado, ya no había vuelta atrás. Galeoto nunca se atrevería a romper una de sus promesas y mucho menos con un papel firmado y testimonios que habían observado todo. Esta era el fin. El fin del comienzo. Aunque siempre había tenido esperanzas en mí, nunca pensé que esto ocurriría. Y supongo que por la expresión de Galeoto tampoco. O Gavi. O Cole. Pero, entonces, ¿Qué pasaría ahora? ¿Todo cambiaría? ¿Cole sería libre? ¿Galeoto cumpliría después de todo con su promesa? ¿Venían tiempos obscuros? ¿Era libre? ¿Era prisionera como siempre? ¿Me separarían de Gavi?
¿En serio esto era posible? ¿En serio esto se había vuelto realidad? ¿En serio esto estaba pasando?



¿En serio había…



--¡GANADO!—grité y me abalancé contra Gavi mientras pegaba mis labios contra los de él.

Gavi me levantó del suelo y empezó a darme vueltas en el aire mientras aun me besaba. Cuando me bajó, sentí como todos se amontonaban en mí abrazándome hasta sacarme el aire incluyendo a Cole, quien sin importarle que estuviera abrazando a desconocidos, se integró en nuestro mágico momento. Ahora, no tendría que separarme de ellos. Nada cambiaría.

--Bueno, un trato es un trato—susurró Yahatziel mientras que su rostro se tornaba de un tono carmín parecido al que optas cuando estás pasando por un momento embarazoso o lleno de rabia.

En este caso, los dos.

Me separé de ellos y vi directamente a los ojos de Galeoto. Podía jurar que el infierno se encontraba ahí. Muchos dicen, que los ojos son las ventanas al alma. Yo creí durante mucho tiempo que aquello era una tontería, pero desde que conocí a Pablo Gavira pude comprobar que todo aquello era cierto, y ahora, viendo a Galeoto, supe que aquella frase era cien por ciento verdadera. Sinceramente, por un momento pensé que estaba viendo al mismo demonio. Luego me percate de que en serio lo estaba viendo.

--Creo que ya no tienen nada más que hacer aquí—dijo de repente Galeoto. Pude sentir su amargura—así que les invito a que se larguen de aquí.

--Todo un placer—respondí con una leve inclinación.

Sonreí triunfante y pude notar como su cara se endurecía todo musculo. Sabía perfectamente que en su mente, él estaba matándome de una manera sanguinaria y dolorosa. En realidad, seguramente ahora él estaba pensando en cómo debería matarme en este momento para borrar toda sonrisa de mí rostro. Así era Galeoto: cuando quería algo, lo conseguía, y ahora, su mayor objetivo era que yo me casará con Yahatziel. Debía matarlo antes de que él hiciera alguna inteligente movida. Aunque, ahora no era el momento.

Di media vuelta y entrelacé mi mano con la de Cole sonriendo. Ella me sonrió y por primera vez en mucho tiempo, supe que aquella chispa en ella era de felicidad. Lo habíamos logrado. Gracias a Dios ahora estábamos bien. O al menos por el momento.

--Tn —dijo de repente Galeoto antes de que pudiera abrir la puerta.

Volteé hacia su dirección.

Aun se encontraba sentado en su escritorio con mis cartas ganadoras en la mano, inspeccionándolas como si aquello no fuera verdad. Tenía un rostro cansado y derrotado, parecía que no hubiera dormido en más de dos meses.

Por un momento, sentí pena por él, por haber sido tan cruel despiadada. ¿Estás loca? Pensé. Entonces, supe ahí que mí alma aun era más o menos pura, porque aun por la persona más cruel y desagradecida de todo el mundo, sentía pena. Aun era…inocente.

Secuestrada. Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora