Los 3 pasos

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Le ofrecieron un cuarto propio, un closet repleto de ropa de ambos géneros, por otra parte el dueño de casa retiro sus maquinas de disciplina deportiva a la cochera con tal de que Giyuu se sintiera cómodo, bien recibido y aminorar de tal forma aquellas cicatrices de su anterior trabajo, pero por la mente de este chico de 21 años, el no merecer mucho combina mejor, el creía abusar de la actual suerte y la hospitalidad de su bello patrón, por lo que cogió un futon y lo arrastro hacia la habitación de Umiko, que es contiguo al de su padre.

Con esa jugada sin duda llegaría ironicamente temprano a su trabajo, las sombras oscuras, sumadas a las altas horas de la noche, el sonido externo de una moto que arrancaba, significaba que se había quedado a solas con Rengoku, de la ansiedad conto 10 mil ovejas, deseaba quedarse dormido.

Las horas giraban desde las manecillas de un reloj cotidiano, sus ojos azules fijos en las campanillas que colgaban por la ventana, fue ese suave tintinear que lo relajo y lo envió a soñar, en cualquier momento el amanecer irradiaría la ciudad, la gente común regresaría a sus empleos.

- ¡Buaaa!¡Buaa!-

El cielo comenzaba a aclarar, entre luces tenues y aquel llanto provoco un despertar, Giyuu se levanto con los cabellos alborotados, mirada cansada y de letargo, quizás no es una novedad en el, estiro los brazos para sentir que sus músculos se relajaran y empezar su jornada laboral, una por la que bastantes personas matarían o romperían en locura por tener.

Pero el andaba muy tranquilo a asearse su carita inocente y despreocupada, lavar sus dientes como niño bueno, regresar por un poleron ancho y gris, además de ponerse un buzo jogger del color de la brea. 

Toco la puerta y al recepcionarle, entre grititos infantiles del bebé y uno que otro tropiezo del padre, Kyojuro le invito a entrar, iba bañado en talco, la apariencia de Giyuu fue notada por el, lucia tan varonil y a su vez con esa aura de encanto natural que no desaparecía sea cual sea la ropa que portase.

El niñero sudo frio, trato de restarle importancia al peculiar panorama, saludo de forma corta y seca e ingreso, observo el recipiente pequeño de talco en el piso, las sabanas de la cuna también poseían restos del polvo.

- Umiko le quito el frasco ¿Cierto?- Dedujo mientras cambiaba a la niña sin mucho esfuerzo.

Pareciera que el pasatiempo de la niña aparte de beber leche y dormir era llamar la atención de su progenitor.

- Ahmm, ¡Tengo una hija muy fuerte!- Reconoció orgulloso.- Te llame por el intercomunicador, lo siento si te desperté, aunque tu no me contestaste.

- Es porque no dormí en mi habitación- Explico, sus manos apretaban los parches de seguridad del pañal, la niña poco a poco cerraba los ojitos, aun le faltaba completar el sueño.- Lo siento, pero creo que es mejor tener el intercomunicador aqui al lado.

Señalo la habitación de la bebé, Kyojuro ya entendía de que iba, a pesar de que su niñero era callado, no podía decir que era indiferente, el quería estar lo mas cerca de la niña para ayudarlo, quizás otra persona no entendería esto y lo acusaría de problemático.

- Asi lo hare, Tomioka- Acepto sin protesta alguna.

El con una venia de agradecimiento, paso su lado con tal de seguir su rutina y bañarse, esta vez en la tina de su cuarto.

Giyuu se ubico con ánimos de descansar algo en la mecedora, tomo un libro de la estantería que tenia al lado para acompañar el momento, la silla se balanceaba mientras leía alguna historia de cuentos, sobre la caperucita y el lobo, los gráficos en 3d le gustaron, su edad no representaba problema para leer ese tipo de literatura.

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