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El híbrido de oso estaba tan feliz de demostrarle a su acompañante que se había equivocado al decir que lo perderían todo

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El híbrido de oso estaba tan feliz de demostrarle a su acompañante que se había equivocado al decir que lo perderían todo. Al contrario, su riqueza iba en aumento y cada vez que ganaba sus ojos brillaban como un par de estrellas.

Y Luzu, no podía estar más indiferente con la situación, bebió algunos tragos hasta que se percató de las sucias artimañas que el peliblanco estaba usando para ganar cada partida, eso lo estaba poniendo nervioso, temía que el personal se diera cuenta y los sacaran a patadas del casino, incluyendo, el hotel.

-Ya parale aquí, Doblas -habló el castaño en un susurro.

-¿Pero qué dices, Luzu? Si voy ganando, tengo una excelente suerte y no pienso irme hasta llevarme todo -agregó una columna de fichas al montoncito que había en el centro de la mesa.

-Es tu última ronda -dijo serio, sentándose a un lado del híbrido.

-Si, si, como digas -Le restó importancia a las palabras de su compañero y continuó en lo suyo.

Orgulloso de no haber sido descubierto.

O al menos, eso creía.

Un híbrido de pato se encontraba en su oficina, exacemente, se encontraba en el pequeño sofá individual qué había en la esquina donde se encontraban todas las pantallas que mostraban todo lo que las cámaras captaban. En ellas, incluían las sucias artimañas del chico de cabello blanco. Le dió un largo sorbo a su bebida, lo único que quedo en el pequeño vaso de cristal, fueron algunos hielos que comenzaban a derretirse poco a poco.

Frunció el ceño al ver una vez más como el chico se guardaba cartas "disimuladamente". El azabache se levantó de su asiento, se acercó a la puerta de su oficina, la cual abrió en segundos para después encontrarse con los hombres que estaban a cargo de su seguridad y de seguir sus ordenes tal como él las decía.

-Traiganme a los idiotas de la cámara veintidós -demandó con una voz rasposa y el semblante serio.

Los hombres fornidos asintieron y se apresuraron a llegar lo más rápido que su sistema les permitía para llegar al casino y capturar a los tipos que su jefe les había indicado. Al llegar al casino, los buscaron con la mirada, y se acercaron a ellos al mismo tiempo que el de ojos esmeralda celebraba por ganar una vez más aquella noche.

-¡En tu cara, gilipollas! -Le gritó sumamente emocionado al castaño, quien lo miraba un tanto molesto.

Pero su celebración no duró por mucho, pues inmediatamente que los hombres se acercaron a ellos, los sacaron del casino casi arrastrandolos, mientras recibían quejas, excusas, insultos y parloterias del estafador.
Mientras tanto Luzu, solo estaba conteniendo todos los sermones que le daría en un futuro a su compañero.

Mientras tanto Luzu, solo estaba conteniendo todos los sermones que le daría en un futuro a su compañero

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¿𝑾𝒉𝒂𝒕 𝒊𝒇...? ༒︎ℒ𝓊𝒸𝓀𝒾𝓉𝓎༒︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora