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Sus párpados comenzaron a abrirse lentamente, al principio su vista estaba borroso pero en cuestión de segundos se aclaró. Su cabeza estaba tan confundida qué por un momento había olvidado el lugar donde se encontraba, se quedó acostado en su cama por al menos cinco minutos, con la mirada perdida en el techo, cabello completamente desordenado y con el cuerpo desnudo debajo de aquellas sábanas.

Los recuerdos de la noche pasada se hicieron presentes, las imágenes que visualizaba dentro de su cabeza eran cortas, rápidas pero muy claras, sintió un cosquilleo en las yemas de sus dedos cuando recordó la forma en la que acarició la piel de aquel chico de cabello azabache, cerró los ojos al recordar la expresión ajena en la primera estocada, la punta de su lengua humedeció sus labios al recordar los intensos besos que le robó al híbrido de pato, y soltó un suspiro caer en cuenta de lo loco que se estaba volviendo por un chiquillo malcriado como lo era Big Q.

Ladeó su rostro hacia el lado vacio de la cama, se supone que ahí debería encontrarse aquel sujeto con el que había compartido una noche llena de pasión y deseo, pero no estaba, ni en la cama, ni en ninguna parte de la habitación. Por un lado se sintió aliviado de no haber despertado a lado del azabache, pero por otro, le hubiera gustado ver y conocer a un Big Q más relajado, tranquilo y en paz.

Unos pequeños golpecitos se hicieron presentes en la puerta de la habitación, logrando sacar al castaño de sus pensamientos.

-¡Luzuu! Ya es muy tarde, levanta el culo! -gritó el híbrido de oso.

El de mirada carmín soltó un gruñido y no tuvo otra opción más que levantarse de la cama para empezar con sus respectivas tareas.

¿𝑾𝒉𝒂𝒕 𝒊𝒇...? ༒︎ℒ𝓊𝒸𝓀𝒾𝓉𝓎༒︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora