¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¿Irse con Luzu? ¿Irse de todo lo que conocía? ¿Abandonar todo por él?
Las nuevas aventuras lo emocionaban, conocer cosas nuevas, nuevos rostros, tener anécdotas que le gustaría contarle a un sucesor. Quería buscar su felicidad, quería volver a experimentar lo que era la diversión, quería volver a reír con naturalidad y pureza, quería volver a confiar en las personas, encariñarse, amar... Y eso ya lo había encontrado.
Quackity no desconocía lo que era el amor, ya lo había experimentado, cuando conoció a Karl, su corazón se habia intrigado por aquel niño cabello castaño y preciosos ojos azules, el corazón del azabache siempre latía con rapidez cada vez que veía o pensaba en él, su estómago revoloteaba siempre que reían o se decían palabras dulces.
Había experimentado lo mismo con Sapnap, con él, sus coqueteos eran más atrevidos, su corazón se apretujaba de los nervios y el estómago le cosquilleaba.
Y ahora con Luzu, su corazón brincaba de emoción siempre que lo veía, su estómago celebraba cada vez que se encontraban cerca, su piel vibraba con cada beso y sentía ansiedad cuando lo veía con alguien más. Quería estar junto a él, escucharlo reír, escuchar su voz por horas, mirarlo a los ojos sin cansancio, conocerlo por completo, convivir con Luzu más allá del Sexo y de desafiarse mutuamente, era lo que su corazón anhelaba pero él se aferraba a negarlo.
El mexicano se encontraba sentado en la cómoda silla de su oficina, observaba la bella vista de su gran ventanal, las luces iluminaban la ciudad, simplemente era magnífico, pero su atención no estaba enfocaba en aquella maravillosa ciudad, su mente divagaba entre los recuerdos de los últimos días, los ojos de Luzu, las sonrisas coquetas que se envían cada vez que pueden, recordaba las caricias, los besos, las escasas pero dulces palabras que le brindaban calidez a su corazón.
Se estaba enamorando de Luzu.
Y poco a poco perdía el miedo en admitirlo.
–Estás muy pensativo, darling –dijo el chico de rulos detrás de él.
Wilbur se encontraba muy molesto, se sentía lastimado, engañado, traicionado. Y no permitiría dejar las cosas tal y como se encontraban. Se había esforzado demasiado para quitar a cada persona de su camino solo para que Quackity se quedara con él, pero ahora... Todo parecía no tener sentido, como si cada uno de sus esfuerzos, no hubieran servido para nada.
Estaba extremadamente enfadado con Quackity, y no solo quería alejar a Luzu de su novio, quería deshacerse de él.
–A ti no te enseñaron a tocar la puerta, ¿verdad? –preguntó fastidiado.
–Si me lo permites... Puedo tocarte otras cosas –sonrió divertido.
El menor puso los ojos en blanco y giró su silla para poder observar al chico con gafas– ¿Qué es lo que quieres, Wilbur? –preguntó sin interés.
