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El castaño y el azabache se encontraban conversando en el balcón de la habitación del menor, su momento apasionado había concluido y ahora solamente querían aclarar algunas cosas, principalmente, algunas dudas que tenían sobre el otro.
–¿Ahora si me dirás quien chingados es Vegetta? –preguntó serio pero en un tono calmado.
Luzu se quedó callado un par de segundos más y se humedeció los labios con la punta de su lengua antes de responder.
–Es mi mejor amigo, lo conozco desde hace años, demasiados –se recargó en el barandal.
–Y si es tu mejor amigo.... ¿Por qué te casarás con él? ¿Te gusta o algo parecido? –preguntó un tanto molesto.
El de mirada carmín arrugó el entrecejo– ¿Tú por qué estas con Wilbur? –preguntó.
El híbrido de pato puso los ojos en blanco al mismo tiempo que desvío el rostro hacia otro ángulo.
–Mi padre abandonó a mi madre cuando yo era muy pequeño –declaró mientras admiraba la vista que aquel balcón le ofrecia por su gran altura– Mi madre y yo nos mudamos a Karmaland pero después ella enfermó y murió, el fundador del pueblo me acogió en su casa como un hijo, Vegetta es mi mejor amigo desde que llegué al pueblo... Y también es el príncipe.
El menor lo miró atentamente pero no pronunció palabra alguna, simplemente se quedó callado, esperando que el chico frente a él continuará hablando.
–El reino tiene que tener un sucesor, al igual que el fundador del pueblo, mi padre... –soltó un suspiro– Merlon quiere arreglar un matrimonio entre nosotros para asegurar la protección de Karmaland.
–No tiene sentido eso, tú estás obligado a tener un sucesor como ese Vegetta también está obligado a tenerlo –frunció el ceño– entre ustedes no pueden procrear.
En realidad, al azabache no le gustaba la imagen mental qué recientemente había creado, las grandes pero suaves manos del castaño sobre el cuerpo de alguien... Hacia qué su sangre hirviera de los celos.
–Lo sé... Creo que tomó esa decisión para que yo no pudiera irme del pueblo –dijo serio.
–¿Irte del pueblo? –preguntó confundido.
–Yo tenia planes de irme, pero una vez... Merlon enfermó, me necesitaba y... Decidí quedarme con él hasta que muriera, si termino con un matrimonio arreglado con Vegetta... No podré irme del pueblo.
–¿Y por qué precisamente con él? –cuestionó curioso.
–Porque es el principe –sonrió levemente– si me caso con cualquier persona del pueblo, no tendré ningún impedimento para irme, pero con Vegetta si, porque él como el príncipe debe quedarse en Karmaland... Junto con su desposado.