Después de una decepción amorosa deciden cada quien seguir con su camino hasta el día de su gira después de muchos años, 16 para ser exactos.
Un triángulo amoroso estará envuelto en problemas y amoríos.
Desperté por la alarma, me senté en la cama mientras agarraba un poco de señal, cuando lo logré salí de mi habitación para después bajar hasta llegar a la cocina donde ya estaba Cecilia la que me ayuda.
- Buenos días - Mencioné haciendo que ella se asustara y reímos - No la quería asustar.
- Hija, casi me da un infarto - Reímos - Miré mi niña le hice waffles - Sonrió y yo la abrace.
- Usted es como una mamá para mi, la adoro - Ví que había un poco más - Quiero que usted desayune conmigo, a partir de ahora.
- Pero eso es poco profesional.
- Pero eres de la familia - La miré - Así que venga y siéntese a desayunar conmigo.
Al final lo hizo y comimos juntas mientras hablábamos de cualquier cosa hasta que preguntó algo peculiar.
- ¿Volverías a tener algo con la persona que te enamoraste? - Me quedé callada y recordé la palabra Nena y mis ojos de cristalizaron.
- No lo creo si no mal recuerdo él ya está casado - Sonreí triste - Pero su hermano... Él estuvo siempre para mi en ese entonces.
- Entonces ¿Por qué no lo intentas con su hermano?
- Porque no quiero estar involucrada en el mundo del espectáculo - Fruncí el ceño - Por algo también me aleje de él, son personas famosas y era agobiante que hablen mal de ti sin que te conozcan lo suficiente - Ella me escuchaba atentamente y se sentía tan bien ser escuchada - Prefiero estar sola y así me va bien, si quisiera una familia pero creo que no es lo mío.
- Debes intentarlo con su hermano, hablaste tantito de él y te brillaron los ojos - Sonrió.
- ¿Pero le digo algo?... - Ella asintió - Sigo enamorada de aquel muchacho que me decía nena y me pidió que fuera su novia aquí en Italia pero al poco tiempo se fue dejándome sola el día de mi cumpleaños.
- Estas en una difícil situación hija mía.
- No lo estoy, me gusta estar así - Sonreí - ¡Venga! - Me levanté para salir emocionada de la cocina.
Subimos hasta mi cuarto y al llegar fui a mi armario para sacar una caja color negro de terciopelo.
- ¡Es para usted Cecilia! - Ella se quedó sorprendida.
- Pero señorita Ali... Tuvo que haber costado mucho - Ella me vio y luego sus ojos se pusieron rojos - Mi niña, usted tienen un corazón noble - Dejó la caja sobre mi cama y me abrazó - Usted se irá al cielo.
- Y eso no es todo - La miré con una sonrisa, esto en verdad me emocionaba - ¿Le gustaría acompañarme a la fiesta de hoy?
- Con gusto - La abrace feliz por su respuesta.
- ¡Vaya y póngase más guapa!
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