CAPITULO 39: Vuelas Cerca

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Marshall'S POV

Hace más de un mes que no he visto ni una sola prueba de que Gretel siga en casa de Ciro, cada noche trato de entrar a esa casa pero ahora es casi imposible, además es extraño que la luz de su habitación permanezca en oscuras la mayoría del tiempo.

La luna se asoma dejando ver a alguien en su balcón, nadie más que Ciro, alguien más lo acompaña, me subo en uno de los árboles para tener una mejor vista. No, no es Gretel, es otra persona, al tratar de bajar se escucha un fuerte golpe, al regresar mi vista la persona que estaba con Ciro ya no está.

Se asoma por su balcón. Qué diablos está pasando con Ciro, algo anda mal.

Me apresuro a entrar cuando Ciro sale del balcón, era inevitable ver aquella escena, un hombre en medio de un charco de sangre, por unas enredaderas logró subir al balcón, con cuidado de no hacer ruido me dispongo a escabullirme entre su habitación.

Mucama:
— Joven Ciro, la cena ya está lista, debería lavarse las manos.

Ciro:
— ¡Ya te dije que no quiero comer nada! —su voz agresiva hace que mi piel se erice.

Mucama:
— Ciro, si no te alimentas vas a morir antes de encontrarla, ¿eso es lo que quieres? —no había visto a una persona con tal confianza de hablar con ese tipo.

Ciro:
— Fuera, ya váyanse, no quiero nada.

¿Encontrarla?, no puede ser, no lo creo, en mis labios se forma una sonrisa, no puedo evitar sonreír tan grande, mi risa no se hace esperar y su mirada me encuentra, mi risa se vuelve una carcajada.

Marshall:
— Eres un completo imbecil, dejar que se escabullera así de fácil, teniéndola tan cerca, no sabías ni siquiera lo que planeaba, tu maravillosa amada al fin se reveló ante ti, te dije que no debías presionar.

Ciro:
— ... —veo como saca de su bolsillo un cigarro y lo prende enfrente mío.— Debo suponer que tú si sabes algo, o de igual manera debo considerarte un imbecil.

Marshall:
— Voy a encontrarla antes de que tú puedas traerla de vuelta, te aseguro eso.

Ciro:
— Siempre será mía, no importa dónde esté, mucho menos con quien se vaya, Gretel siempre será mía. —se para enfrente mío y suelta el humo del cigarro.

Marshall:
— Debes pensarlo mejor, recuerda que es una persona, no una de tus mascotas.

Se escucha a alguien en el piso de abajo, sus pisadas se escuchan con prisa, exclamando el nombre de Ciro, un hombre de mediana edad agitado muestra su teléfono.

Hombre:
— ¡LA ENCONTRÉ!

Los ojos de Ciro desbordan un brillo inigualable, al mirar al sujeto logró tomar el teléfono de su mano, en un acto por escapar de prisa me dejo caer por el balcón, sin golpes que me detuvieran me alejé corriendo.

Ciro:
— ¡¡MARSHAAAAAAAALL!!

Solo puedo escuchar el latido de mi corazón, esta adrenalina que siento, al fin, no puedo esperar para verte, no puedo esperar para tenerte en mis manos, una vez más.

Quiero más, más, más, más de ti.

Lo quiero todo.

(La mañana siguiente)

Pude escapar de los hombres de Ciro, no pude dormir muy bien, pero al menos logré tener la información que me llevara hacia ella, no me detendré, nada lo hará.

Siento una brisa fresca al bajar en aquel pequeño pueblo, puedo escuchar a la gente que habita este lugar, muchas señoras saludan de buena manera, este pueblo no es popular así que no les molesta tener visitas de vez en cuando.

Reviso el teléfono, me marca una casa pequeña, me quedo sentado en una especie de cafetería pequeña, adultos se quedan charlando, me coloco una gorra y acomodo mi chaqueta.

Mesero:
— ¿Qué desea tomar?

Marshall:
— Dame un capuchino por favor.

El mesero se va, miro un poco el lugar solo con la mirada, escucho la risa de varios niños, un leve sonido de campana aparece.

Mi corazón arde, siento como me quema, como llega, recorre cada parte de mi piel, tomo mucho aire y al soltarlo me siento tan aliviado.

Sus cabellos se balancean mientras camina, sujetada con dos niños en cada mano, al soltarla se despiden de ella para volver a sus casas, el mesero deja mi pedido, me coloco de pie mientras dejo el dinero en la mesa, me detengo al ver que alguien más capta la atención de Gretel.

Dominik:
— Casi se te olvida esto. —le extiende una bufanda y Gretel la toma dándole una gran sonrisa.

Marshall:
— ... —mis piernas no se detienen, corro hacia ella y la abrazo mientras miro mal a Dominik.— Aléjate de ella.

Dominik:
— !!!! — su sorpresa era notoria.

Gretel:
— ¡¿Marshall?! —su aroma llena mi cabeza, su voz es música para mis oídos.

Marshall:
— Mi pequeña ave, decidiste dejar el nido.

Dominik:
— Será mejor que te apartes.

Gretel:
— Basta, no quiero que llamen la atención, vamos a mi casa.

Gretel me empuja un poco para apartarse, se da la vuelta y camina en una dirección, Dominik me empuja con su hombro, siento como hierve mi sangre, maldito mocoso.

Llegamos a casa de Gretel y nos quedamos mirando, no puedo evitarlo, mi cabeza estallará por ver a ese estúpido aquí, escucho como cierra la puerta.

De un momento a otro me abalanzó contra él, me sujeta del brazo esquivándome y haciendo que caiga al suelo, me pongo de pie y suelto un golpe directo a su rostro haciendo que retroceda, lanzó otro y cae al suelo, me coloco encima y comienzo a golpear su rostro.

Gretel:
— ¡Basta! —el toque de Gretel me distrae.

El bastardo aprovecha para darme un cabezazo y me rompe la nariz, se coloca en posición de pelea, me acerco para darle un golpe pero él me hizo una finta, golpea mi mentón.

Siento que mi cuerpo ya no obedece, mis piernas no resisten el peso de mi cuerpo, caigo de rodillas para luego caer totalmente al suelo, siento como pesan mis ojos, solo puedo ver a Gretel acercarse a ese hijo de perra.

No puedo evitar cerrar mis ojos, cuando despierte será mejor que no lo vea por aquí, no me detendré la próxima vez, no soy tan piadoso.

Siento como recupero el control de mi cuerpo, me siento de inmediato, miro al rededor y está Dominik sentado en el comedor y alado Gretel.

Dominik:
— Ya despertó ese bastardo.

Gretel:
— ... —su mirada me muestra incomodidad.— Marshall, creo que es mejor que te vayas, no quiero que estés aquí.

Marshall:
— ¿De que hablas?, no puedes evitar estos sentimientos que tenemos, no puedes evitar nuestro pasado y nuestro futuro.

Gretel:
— ¡Eso no me importa, solo quiero estar en paz, así que márchate!

Marshall:
— No, no me iré, me quedaré aquí hasta que me reconozcas como la persona que quieres a tu lado.

Dominik suspira fuertemente y se va de la casa, me coloco sentado en una silla alado de Gretel, sus lágrimas caen y no sé si por tanto que está pasando me abraza, siento como solloza entre mis brazos, no te soltaré, no de nuevo.

Besos Sin Aliento. (+18)©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora