🌘 Capitulo XIV🌒

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|Año 2003 Forks

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|Año 2003 Forks. Washington.|

|Lillian..|

Maravillosos años habían pasado desde que volvimos a reencontrarnos en esta vida, mí amado y yo pudimos tener ese romance que tanto anelabamos, ese que por tanto tiempo nos prohibieron dejando un vacío que quedará en el pasado. Pero como era de esperarse ciertas cosas eran nuevas para nosotros, el poder retomar la cercanía fue algo que debimos tomarnos con calma sobre todo con la delicadeza con la que mí querido Jasper me trataba como si de una delicada flor en sus primeros días en florecer se tratara, si bien está consciente de que no soy una humana frágil e indefensa como lo creía en nuestros días de juventud su preocupación por hacerme daño por la fuerza que adquirió tras su transformación fue algo que tras los meses a mí lado comprendió que era capa de controlarse.

En cuanto a los Cullen sorpresivamente me integraron tan rápido sin importarles mí orígen, un cálido recibimiento en los brazos de su particular familia me hizo sentir por primera vez en mucho tiempo en un hogar, aún si la temperatura de sus cuerpos fueran como el frío de Alaska podía sentir su calidez.
Por mi parte tuve que adaptarme poco a poco a su forma de “vivir” siendo su dieta algo peculiar más allá de lo que ser un vampiro implica.  Emmett recordando lo que los animales significan para mi me permitió enterrarlos luego de que estos terminarán de cazar, Rose y Thomas al comienzo no entendían porque lo hacía.

«“Esa es la naturaleza para nosotros después de transformarnos, si no fuera por nuestro dieta serían personas los que estarían en su lugar”»

La verdad es que para personas como nosotros no es un secreto que las criaturas tengan sus instintos naturales, ellos aún no le encontraban sentido a mis costumbres hasta que una tarde los lleve conmigo para que vean el motivo de mi desición. Por cada vida pérdida yo creaba otra, por cada espíritu que se despedía de la tierra su energía se transmuta devolviendo parte de lo que un día se le fue otorgado, así de la manera en la que yo aceptaba sus costumbres ellos fueron respetando las mías.

En este tiempo solo tuvimos un pequeño dilema y es que ellos pertenecen a un mundo distinto al mío en ciertos aspectos, sus reglas eran dictadas por los Vulturi, una especie de realeza para los vampiros, la autoridad máxima, quienes al enterarse que uno de los clanes adoptaron a una nueva integrante tenían curiosidad por mi pero fuimos capaces de persuadirlos con algunos truquitos de mí parte y la mente de los testigos que llegaron años atrás. Todo había resultado bien y mi estadía con los Cullen estaba a salvo siempre y cuando no llamemos mucho la atención.

Nuestras antepasadas jamás hablaron de alguna clase de enemistad con ninguna otra criatura y mis hermanas que anteriormente me contaron historias de su especie solo decían que era posible pasar desapercibidas si se anulaba o camuflaba nuestra esencia para que estos no pudieran sentir el olor de la sangre que los llamaba a alimentarse, la sangre de una poseedora de la magia no era como la de un humano cualquiera y no sabíamos que consecuencia podría tener tanto para nosotras como para ellos, aunque para cualquier ser sobrenatural las brujas no somos un secreto siendo objetivos en común de los cazadores cada “reino” se mantenía dividido y en consecuencia no había uniones entre nosotros.
Por esa razón cuando revele que mí esposo era un vampiro a solo unas pocas brujas nómadas quienes me acogieron en mis años de soledad me advirtieron de guardar las apariencias no solo en el mundo humano, de lo contrario podría poner mí vida en riesgo, ninguna me juzgaron ya que los sentimientos no pueden ser mandados por alguien más, la Gran Diosa era ejemplo de amor para todas nosotras.

Antíguo Amor || Jasper Hale Donde viven las historias. Descúbrelo ahora