Ojos avellana. Sus sueños siempre estaban repletos de ellos, la risa de Rosé y ella tomando su mano.
—Jichu... —escuchaba una voz, pero la pelinegra la ignoraba, el sueño estaba muy agradable.
Rosé le daba un beso, Jisoo sentía como si estuviera flotando y un hormigueo hasta en los pies. Sus labios eran cálidos y sus lenguas se encontraban, enviándole choques eléctricos.
—Jichu.
¿Qué haría ahora? Después la pelirroja se apartaba, la pelinegra la veía como tonta antes de que Rosé le mirara inexpresiva. Se estaba burlando de ella, todo por lo que seguro le había hecho en la cafetería. Rosé se alejó de ella, la pelinegra la veía retroceder, las dos sin dejar de verse, Jisoo mirándola como si todo lo que entendiera sobre el amor que nunca ha sentido por Sehun fuera la pelirroja. Pero siempre se arruinaba, sentía un vacío al verla irse por el pasillo dejándola sola, mezclándose entre el mar de personas. Quedando Jisoo completamente sola.
—¡Jichu!—la pelinegra abrió los ojos asustada, intentando ubicarse.
Estaba en su cama, envuelta en miles de mantas y por esa razón sudaba tanto. Qué horror, ¿quiénhabía gritado?
—Ya despertaste—volteó el rostro y allí estaba su dulce hermanita, arrodillada junto a la cama, viéndola.
—No me grites en la oreja, enana—sonrió mientras abría sus brazos para que la pequeña pelinegra se lanzará sobre ella.
—Le diré a mamá—hizo un puchero, pero a pesar de todo se deslizó a los brazos de su hermana.
Estuvieron unos segundos mirando al techo tranquilamente, Jisoo intentaba calmar los latidos acelerados de su corazón. Siempre despertaba sonriendo como tonta al soñar con Rosé, pero desde hace unos días que sentía un gran temor, el temor de no ser correspondida por la pelirroja.
—¿Estás bien, Jichu?—la niña jugaba con los cabellos en la frente de Jisoo, la mayor sonrió.
—Claro, Yul. ¿Por qué?—apretó su naricita con el dedo, Hayul le sacó la lengua.
—Parecías muy triste al despertar—dijo muy bajito, como si fuera algo incorrecto. Jisoo sonrió, su hermanita podía ser muy suspicaz.
—Pero ahora estoy feliz, enana—la pequeña comenzó a reír y fue suficiente para subirle el ánimo a Jisoo—. Ahora, vamos a comer que más tarde tenemos que buscar a la exiliada.
Yul abrió sus ojos brillantes, mientras saltaba en la cama, emocionada.
—¡Vamos a buscar a Yoon!—de un salto aterrizó sobre sus piecitos mientras llevaba Jisoo de la mano—. ¡Jichu, apúrate! Si comemos más rápido podemos ir a buscar a Yoon antes.
La niña tenía un punto, Jisoo negó con la cabeza riendo mientras se inclinaba para darle un beso en la frente a su hermanita.
—Primero tengo que hacer algunas cosas, enana. Ve bajando tú—le dio un empujón cariñoso por la espalda, la niña asintió riendo mientras bajaba.
Jisoo intentó hacerlo todo rápido, también estaba ansiosa. La llevaba casi tres semanas de vacaciones y al fin su hermana mayor vendría a la casa. Se enjuago el rostro, cambió su pijama por una falda y una blusa de seda antes de maquillarse ligeramente y colocar un lazo en su cabello.
Jisoo siempre se preguntaba, pero nunca se había atrevido a hacerlo en voz alta, si a Rosé le gustaban sus lazos. Ella antes pensaba que eran muy infantiles pero Lisa le decía que tenía que sentirse cómoda con ella misma y Jisoo se sentía cómoda con lazos, siempre fue así. Así de simple. Pero la idea de que a Rosé no le gustaran le hacía sentirse deprimida. Aunque también podrían gustarles... y esa opción le hacía sentir diferente, pensar en aquello ahora le provocaban mariposas y una sonrisa boba en sus labios. Jisoo nunca entendería estos cambios de humor, antes pensaba que era por el periodo o que tenía hambre (Hace dos años era la respuesta más lógica) Pero ahora sabía que era por mucho más, su mamá le había dicho que estar enamorada era una montaña rusa. ¡Y vaya que lo era! (A pesar de todo, Jisoo igual siempre vivía con hambre)
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⌗𝐑𝐢𝐯𝐚𝐥𝐞𝐬 ; 𝐉𝐞𝐧𝐥𝐢𝐬𝐚 𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧
FanfictionLalisa Manoban tiene que comenzar la secundaria, junto a su mejor amiga Kim Jisoo, después del divorcio de sus padres que supuso una etapa difícil en su vida. Ella no creía en el amor, hasta que conoció a Kim Jennie, la mejor forma de huir de sus s...