Capítulo 9

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Hoy era el día, después de esperar una desesperante semana, por fin eran las pruebas para entrar al equipo de animadoras. Lisa se sentía muy segura, era una actividad en la cual destacaba y por eso sentía confianza. Jisoo era todo lo contrario, aunque intentará ocultarlo durante las clases parecía nerviosa, mordisqueaba sus dedos como acostumbraba a hacer cuando estaba ansiosa.

—Relájate, Soo—le dijo la tailandesa dándole un golpecito en la cadera. Jisoo la miró confundida y negó con la cabeza—. ¿De qué hablas?

—Que estas nerviosa, descuida, lo harás bien—le sonrió a su mejor amiga.

—No estoy nerviosa—mintió, pero al ver que Lisa no le creía suspiró—. Bueno, un poco.

—Esa es mi chica—le dio un beso en la mejilla antes de darse la vuelta.

—¿A dónde vas?

—A la clase de arte, he olvidado mis pinceles—tranquilizó a Jisoo mientras buscaba el salón.

Al llegar a la clase allí estaba Jennie, no le sorprendía, lo extraño era que no habían más personas en el salón. La castaña solo miraba fijamente un cuadro, era arte abstracto por lo cual Lalisa no entendía mucho el concepto del cuadro. Sigilosamente se posicionó tras Jennie, mirando la pintura, eran unas manchas de colores interrumpidas por unas líneas negras y grises. Daba la apariencia de ser una pintura feliz elaborada por un artista triste. Fue un impulso, pero la tailandesa quería fastidiar a Jennie, se acercó hasta su oreja y susurró en voz baja:

—Creo que es muy complejo para tu cerebrito, ¿no crees, Kim?—de inmediato Jennie volteó abruptamente, pero no se alejó.

Ay, madre mía. Pensó la tailandesa la ver el rostro de la castaña muy, demasiado, cerca suyo. Observó brevemente sus ojos cafés, parecían muy profundos y cálidos, nuevamente la sensación de cosquilleo apareció en su estómago y se separó de Jennie rápidamente. Estaba colorada y desconcertada por su reacción. ¿Por qué siempre actuaba así frente a Jennie Kim?

—Per... perdón—se disculpó la pequeña castaña bajando el rostro y con las mejillas encendidas, nunca había estado tan cerca de Lalisa.

—Me desesperas tanto, cuando te disculpas y todo eso—rascó su cabeza, los ojos miel se encontraron un segundo con los cafés, pero el breve momento se cortó.

El profesor entró por la puerta, un poco desconcertado por ver a dos de sus alumnas alejadas un metro de la otra y coloradas.

—Señorita Kim, ¿ya terminó su obra?—preguntó sentándose en su escritorio.

Jennie lanzaba miradas de reojo a la tailandesa, asintió suavemente antes de mostrar una tímida sonrisa.

—Sí, señor, acabo de guárdalo en el almacén—señaló le puerta que estaba tras el escritorio, el proseguir asintió.

—Gracias, ya puede irse, Kim—le hizo señas con la mano para que la chica abandonara el salón.

Las dos chicas entendieron la indirecta, Jennie volvió a cabecear mientras tomaba sus cosas y caminaba hasta la puerta. Dio una última mirada a Lalisa, la tailandesa sintió un vuelco en el corazón al ver que los ojos cafés no se despegaban de ella.

—¿Algo más, señorita Kim?—el profesor alzó una ceja al ver a Jennie aun en la puerta.

La castaña se sonrojó un poco antes de dejar de ver a Lalisa e irse, cuando por fin la puerta estuvo cerrada fue que la tailandesa respiró profundamente. ¿En qué momento había comenzado a aguantar la respiración?

—Y usted, Manoban. ¿Qué le trae a la clase?—el profesor la veía fijamente a través de sus gafas. Al contrario de la mirada fija de Jennie, esta la hacía sentir incomoda.

⌗𝐑𝐢𝐯𝐚𝐥𝐞𝐬 ; 𝐉𝐞𝐧𝐥𝐢𝐬𝐚 𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora