Capítulo 19

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—¿Mamá?—la tailandesa llamó a la mujer en la cocina.

Ya no parecía la misma de hace unos meses atrás, estaba con la piel más pálida y muy delgada. Lalisa se preocupaba un poco, hace ya un tiempo que su madre no traía a un hombre a la casa y eso la hacía preguntarse si estaba cayendo en depresión... de nuevo. No recibió respuestas, la tailandesa prefirió hablarle sabiendo que su madre la escucharía.

—Mañana es la excursión de la clase a las montañas, la de todos los años—se mordió el labio—. ¿Puedo ir?

—Descuida, hija, nos enviaron una circular anteriormente y ya pagué todo—no volteó a verla, pero su voz se escuchaba triste.

Lalisa se quedó muda, quería decir algo, una excusa para poder seguir hablando con su mamá. La extrañaba tanto. Se fue acercando a ella hasta poder colocar su mano en la espalda de la mujer, acariciando con cariño y tristeza.

—Mamá...—murmuró suavemente.

—Por favor, Lalisa, ahora no... —la voz parecía quebrada y la tailandesa no quería preocuparse, pero ya lo estaba haciendo. Después de aquella escena Lalisa se encerró en su cuarto, negándose a hacer otra cosa que no fuera escuchar música. No tenía tiempo para nada mas, ni para mirar a la ventana o llamar a Jisoo, quería desaparecer y dejar de preocuparse.

Durmió pensando en todo estaría mejor si esta no fuera su vida, la tailandesa se dejó llevar por el ritmo lento de la melodía hasta los sueños en donde la estaba esperando Jennie con una cálida sonrisa. Al día siguiente Jisoo fue a buscarla en su casa, caminando, sin Sehun. La pelinegra sabía que algo sucedía con su mejor amiga, no le había respondido las llamadas.

Lalisa escuchó el timbre, era temprano y estaba terminando de alistarse, ella tendría que abrir la puerta ya que su mamá estaba encerrada en el cuarto. Cubrió con maquillaje las bolsas bajo los ojos y cualquier rastro de haber estado llorando, bajó preguntándose quién sería.

—¿Jisoo?—dijo con sorpresa al abrir la puerta y ver a su mejor amiga.

—Lisa... —la mayor murmuró, ella conocía a la tailandesa y el brillo en los ojos miel no estaba.

No dijeron nada, se miraron, silenciosamente la tailandesa dejó pasar a Jisoo y ninguna dijo nada cuando la puerta fue cerrada.

—¿Está... está todo bien?—la pelinegra preguntó con delicadeza, su amiga seguía dándole la espalda.

—Creo... creo que ya no tengo mamá—dijo con voz rota, antes de que una lagrima escapara de sus ojos.

Jisoo entendió, ella estaba al tanto de las aventuras de la madre de Lalisa tanto como sus cambios de humor.

—Lalisa—Jisoo lo dijo en tono cariñoso y la tailandesa no pudo controlarse.

Se volteó abrazando a Jisoo y dejando caer algunas lágrimas, la pelinegra le correspondió sobando su espalda y murmurando palabras para calmarla. Después de unos minutos la tailandesa se detuvo, al separarse Jisoo le sonrió limpiando sus mejillas y Lisa no pudo evitar reír también, debía lucir ridícula.

—Se te corrió el maquillaje, Manoban—le dijo su mejor amiga.

—Oh, gracias por decirme lo obvio, Kim—se volvió a abrazar a ella—. Gracias—susurró a su amiga, no hacía falta decir el por qué.

—Soy tu hermana, siempre estaré allí—Jisoo dijo también en un susurro.

Después de calmarse un poco Jisoo y Lalisa subieron a volver a retocarle el maquillaje, la pelinegra como buena amiga intentaba hacerla reír con algunos chistes y funcionó ya que las dos estaban riendo al salir de la casa. Fueron todo el camino al instituto con los brazos entrelazados, hablando, cuando la tailandesa quiso preguntar.

⌗𝐑𝐢𝐯𝐚𝐥𝐞𝐬 ; 𝐉𝐞𝐧𝐥𝐢𝐬𝐚 𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora