24. ¿Cuánto dinero necesitas para desaparecer de la vida de Cameron?

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Cameron no dijo mucho cuando llegó a casa, pero las lágrimas en sus ojos me hicieron saber que algo grave estaba pasando. Lo dejé abrazarme por lo que pareció mucho tiempo hasta que por fin se alejó y dijo que tomaría un baño y que luego podríamos hablar de lo que sucedió.

Me mordí las uñas —aunque era un hábito que odiaba— esperando que realmente no fuera nada grave o bien que con el paso de los días pudiéramos arreglarlo.

Cameron apareció minutos después por el pasillo, dejé una taza de café caliente frente a él, porque esa era ya una de las pocas rutinas que habíamos construido mientras pasábamos tiempo juntos, pero apenas la miró o a mí y eso comenzó a volverse doloroso para mí, para ambos.

—¿Quieres decirme lo que ocurrió? — pregunté en voz baja, él se encogió de hombros y cerró los ojos, observé la rigidez en su postura, la forma en cómo se veía derrotado y triste, me partió el corazón de manera muy angustiosa.

—Leah — murmuró al fin, pero no levantó la mirada de la barra del desayuno.

—¿Qué pasa con Leah? —Pero la verdad era que no quería saber nada de ella o de lo qué podía hacerle a Cameron.

—Ella, bueno... llamó a mi padre — dijo

Cerré los ojos por un segundo, la mano de Cameron descansó en mi mejilla, estaba fría como muy pocas veces desde el tiempo en que lo conocí, él continuó hablando.

—Le dije a mi padre que estaba saliendo contigo.

Y eso fue todo, entendí a lo que se refería y cómo esto fue algo que jamás consideré al estar con Cameron, algo que en ningún momento pasó por mi cabeza, porque siempre estaba pensando en nuestra relación, en nosotros dos aquí, lejos de todos.

Mierda.

Las lágrimas cayeron frías por mis mejillas, Cameron alejó su mano de mi rostro y la colocó en la taza de café caliente, agachó la mirada algo apenado y guardó silencio.

—Cam, perdón — susurré, él sonrió a medias, pero no dijo nada de nuevo solo observó el dibujo que recorría la taza de porcelana.

—¿Cam?

—Le dije adiós a mi padre y no sé si volveré a hablar con él en algún momento. —Su voz temblorosa, un poco hueca llenó mis oídos, fue triste.

—En verdad lo siento, no quería que esto pasara por mi culpa.

Cameron alzó la mirada rápidamente y me observó.

—Esto no es tu culpa.  —Su tono frío me hizo mirarlo también—. ¿Quién dijo que era tu culpa? No vuelvas a decir nada como eso, ¿entiendes? —Y presionó su mano con la mía con demasiada fuerza, no le dije nada por eso.

—Pero, Cameron, es tu padre.

—Lo sé, pero no puedo dejarte escapar de nuevo. Mi padre tendría que entender que es la vida que he elegido y apoyarme, no decir que lo nuestro es una estupidez.

—No puedes dejar de hablar con tu padre por lo que tenemos ahora — susurré.

—Espero que en algún momento lo entienda, cariño. Ahora solo te necesito a ti. —Se puso de pie y me tendió una mano, la tome y él entrelazo nuestros dedos con delicadeza.

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Un par de golpes sonaron con fuerza en la puerta, me senté sobre la sábanas y vi a Cameron mirarme un momento antes de levantarse por completo. Buscó sus pantalones y una camiseta y se las puso con movimientos algo torpes, yo solo lo observé y luego imité sus movimientos buscando mi propia ropa en el suelo de la habitación.

K (BL +18)  [COMPLETA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora