9. Sin saberlo quizá, me había enamorado de él.

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 —Entonces, K, he estado pensando mucho en algo que dijiste ayer, así que voy a preguntarlo ahora... ¿Tú aún quieres que te toque? —Sonreí una sonrisa bastante tensa mientras me acercaba hasta donde él se encontraba, su tono había sido demasiado serio como para estar bromeando, sin embargo, algo en él me hacía dudar, algo en la forma de mirarme y de hablar me decía que corriera. 

—Lo lamento, yo... Solo... 

—Ah, está bien, realmente no pensé que lo dijeras en serio. —La seriedad de su rostro se volvió incomodidad, dejó la taza sobre la barra y me dio la espalda, cuando volteó de nuevo sostenía un vaso de agua y una caja de medicamento.

—El médico me dijo que tomaras esto cuando despertaras, son analgésicos. —Me acerqué a él y tomé el vaso de agua en silencio, depositó una tableta sobre la palma de mi mano, la tragué lentamente. 

—Gracias. —No dijo nada, se limitó a mirar el vaso ahora vacío sobre la barra de mármol, algo dentro de mí quería que volviera a tomarme entre sus brazos y sentirme cálido. 

—¿Quieres que llame a alguien para que pase a buscarte? 

—Estoy bien, dudo mucho que mis padres hayan notado mi ausencia. 

—Bien. Puedes irte cuando quieras, debo salir pronto — dijo y se mordió el labio con fuerza, y colocó la taza y el vaso en el fregadero. 

Observé cómo sus músculos se movían firmes bajo su camisa, como su cintura era estrecha y como su pantalones flojos caía por sus caderas, tragué con fuerza al ver sus manos blancas surcadas de venas y sus tontos nudillos sobresaliendo ridículamente. 

—Cameron, gracias. 

—Creí que habías olvidado mi nombre — dijo pero no volteó a verme, me encogí de hombros. Estaba comenzando a sentirme realmente mal al no ver su rostro. 

—De nuevo, gracias. Creo que me iré ahora, ¿podrías darme tu número de teléfono? Dije que iba a pagarte todo, así que... 

—Está bien. —Salió de la cocina hasta la sala de estar, lo vi revolver un par de papeles y libros, luego me tendió una tarjeta negra, la tomé.

—Te llamaré entonces. —Él asintió de nuevo sin mirarme. 

Después de unos minutos salí de su departamento.

Quise golpearme por ser un idiota, ¿Tócame? ¿En serio? Todo lo que quería era alejarme de él y de los posibles sentimientos que podría estar experimentando cada vez que veía su rostro y la sonrisa en sus labios.

❁❁❁❁❁❁

La brisa en mi cabello me hizo sentir mejor, el sol apenas calentaba mi piel y todo a mi alrededor parecía un poco más gris que antes. Llegué a casa después de una hora, el silencio golpeó mis oídos, abrí la puerta y vi a mi madre en el sofá mirando la televisión apagada, mi padre no estaba por ningún lado. Me acerqué a ella lentamente, ni siquiera levantó la vista para verme, simplemente se quedó ahí mirando la pantalla oscura, me rompía el corazón verla de esa manera, había lágrimas en sus ojos que aún no caían. 

—¿Mamá?

—Ah, eres tú cariño — susurró, me senté a su lado y abracé sus hombros, estaba más delgada de lo que recordaba. 

—Soy yo. —Inhalé su aroma, olía a cigarrillos, sudor e interminables latas de cerveza, su vestido azul estaba manchado con sangre. Tenía un golpe en la mejilla como todos los días desde que tengo memoria, las lágrimas entonces comenzaron a caer de sus ojos y se aferró a mí con fuerza, dejé que llorara tanto como quisiera. 

K (BL +18)  [COMPLETA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora