25. No podía dejarlo. Ya no podía huir de él.

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—Voy a decirlo de forma clara, ¿Cuánto dinero debo darte para que desaparezcas de la vida de Cameron?

Mierda. 

—¿Qué es lo que estás diciendo, Joseph? —La voz alterada de la señora Green me hizo darme cuenta del grave error que había cometido al ir a ese lugar.

El padre de Cameron no tenía intenciones de dejar que su hijo fuera feliz, todo lo contrario. Y mucho menos deseaba que alguien cómo yo estuviera ahí. 

—Katie, este es un asunto entre este sujeto y yo, te pido que te retires. 

—No lo haré. Esto es una estupidez, Joseph. No puedo creer que la felicidad de tu hijo valga tan poco para ti.

—Cree lo que quieras, vete de aquí.

Vi lágrimas en los ojos azules de la señora Green, lágrimas que no deberían estar ahí y que a su vez, también me dolieron. Se levantó y salió de la pequeña sala, escuché una puerta cerrarse con fuerza. 

—Yo... — comencé pero el señor Hawk levantó una mano y me hizo callar.

—Has tenido tu momento de hablar. Todos tienen un precio, así que simple dime cuánto es lo que quieres para largarte de una vez y dejar a Cameron en paz. 

—No necesito su dinero.

—¿Y cuándo todo esto termine? ¿Cuándo Cameron se de cuenta que no está interesado en ti? ¿No sería mejor alejarte ahora con unos cuántos miles de dólares en los bolsillos? Por supuesto que es una mejor idea, ¿no crees?

—Señor...
 
—Vamos solo tienes que decir una cifra, no te preocupes. Cameron está confundido, pero sé que no dejará de hablarme o se alejara de mí solo porque quiere estar a tu lado. 

Guarde silencio. 

Era verdad que el parecido físico de Cameron y su padre era impresionante, pero todo terminaba ahí. La personalidad amable y tranquila de Cameron era totalmente diferente a aquella personalidad fría y calculadora de su padre.

Quizá él tenía razón. Quizá en algún momento todo esto terminaría y cada uno tendría que seguir su camino, pero él no podía decidir sobre eso, seríamos Cameron y yo los que al final lo harían.

Me mordí el labio aún en silencio.

Lo vi sacar su chequera y una pluma de su abrigo, lo vi escribir y luego cortar el cheque, se puso de pie y caminó hasta dónde me encontraba, se sentó a mi lado en el sofá y me tendió el cheque. Negué con la cabeza y él volvió a escribir un par más de ceros a la suma que ya contenía. 

—Toma, supongo que todo este dinero  será suficiente para que puedas vivir durante un largo tiempo. No tengo la intención de ver a mi hijo mayor jugar a la casita con otro hombre y mucho menos pretender que todo esta mierda es normal. Así que toma de una vez este maldito cheque y desaparece de mi vista. 

No dije nada, me limité a mirarlo mientras decía todo aquello, no sabía qué pensar o por qué actuaba de esa forma. Suspiró y deslizó el cheque en el bolsillo delantero de mi camisa.

—No es que te odie, ¿sabes? Pero soy alguien mayor y solo deseo ver a mi hijo casado con una bella mujer y ver a mis nietos crecer en casa, en el lugar que les corresponde a mi lado y no aquí —dijo y sonrió—. No puedes darle una vida tranquila a Cameron. No puedes darle una vida sin que la gente los apunte con el dedo y mucho menos una vida donde no sean juzgados en todo momento. No tienes nada que ofrecer, así que, deberías rendirte.

Me puse de pie y miré el cheque en el bolsillo de mi camisa, tragué con dificultad mientras el padre de Cameron me observaba con una sonrisa de suficiencia.

K (BL +18)  [COMPLETA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora