Epílogo: Te amo, Haru.

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[Años Después]

Me estiré una vez más sobre el respaldo de la silla, bostece un par de veces y masajeé mi cuello cansado con una mano.

Miré el reloj de mi muñeca que marcaba las 22:26 horas, odiaba las horas extras que me hacían trabajar en ese lugar.

Tomé el último sorbo de té frío que descansaba sobre la madera oscura del escritorio y tiré el vaso al bote de basura.

Acomodé mis cosas y las ordené tranquilamente.

Me puse el abrigo y la bufanda al cuello y salí de ese lugar con pasos cansados, pero firmes. El aire frío de otoño se coló entre las capas de ropa que llevaba puesta, temblé y metí mis manos en los bolsillos de mi abrigo azul marino.

Caminé lentamente, estaba seguro que ya no podría encontrar un autobús a esa hora de la noche para poder ir a casa, así que, cenar fuera y tomar un taxi era una excelente idea.

Me detuve un momento sobre la acera para revisar los mensajes de mi teléfono celular, alguien llamó mi nombre en ese instante y levanté el rostro, ahí estaba él.

Alguien a quien amé con todas mis fuerzas, alguien que quizá aún amaba en el fondo de mi corazón y justo en ese momento volví a entenderlo. Su rostro no había cambiado, su forma de sonreír era la misma y sus ojos cafés seguían siendo cálidos, algo dentro de mí se rompió en pedazos, dolorosos pedazos.

Recordé un departamento en tonos elegantes y muebles oscuros, un lugar que siempre olía a café y hojas de té. Un lugar que fue mi hogar durante mucho y poco tiempo y que eventualmente tuve que dejar atrás.

Sostenía un cigarrillo en su mano izquierda, sonreí porque era un hábito que jamás deseó dejar aunque era molesto para mí.

Se acercó un par de pasos más, su aroma llegó a mí, tinta, humo de cigarro y menta, aun era mi olor favorito en todo el mundo.

Pude ver como un par de canas contrastaban contra su cabello oscuro, lo hacían lucir demasiado bien, lo suficientemente elegante y aún inalcanzable.

Deseé poder pasar mis dedos y recordar cómo se sentía su cabello entre ellos.

Mi sonrisa se extendió de nuevo por mi rostro, quizá derrame un par de lágrimas, no lo sé. Estaba feliz de verlo después de tanto tiempo.

-Hola - susurré.

Sus brazos me rodearon por completo y como cuando era más joven y estúpido me dejé llevar por la calidez de su cuerpo, por la forma en como reconocía cada uno de sus movimientos.

-Te extrañe -fue lo que susurró en mi oído, sonreí y me aferre todavía más fuerte a él, mientras las lágrimas caían por mis mejillas.

¿Cómo nos separamos?

La verdad es que no lo recordaba.

Pero sí recordaba la mayor parte de mi tiempo a su lado, cada conversación, cada desayuno juntos, cada noche, su piel y la mía, sus labios besando mi cuerpo y mis propios labios, él siendo amable conmigo, cuidando de mí.

Recordaba todo.

Recordaba todo lo que viví a su lado, excepto el por qué al final nosotros tomamos caminos diferentes.

-...Cameron

-No digas mi nombre de esa forma. No llores, cariño.

Me alejé de su cuerpo, su voz sonaba de la misma manera, había amor y calidez en ella, era amable, era sincera.

K (BL +18)  [COMPLETA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora