#Maratón
Capítulo 68: Tengo un casi esposo
Florian se quedó muy quieto mientras cubrí mi boca y la vergüenza llenó mi cara ante lo que yo le había hecho.
Le había vomitado la cara.
«Santas vacas de los vómitos ¡¿pero qué hice?!»
—Lo siento —susurré apenada.
Él no respondió, probablemente no quería abrir la boca, solo se dio la vuelta y salió de la habitación rápidamente.
Necesitaba que me tragara la tierra ahora.
—Voy a lavarme la boca —le dije a Hades, cuando lo miré noté una sonrisa amplia que mostraba sus perfectos dientes y marcaban unos adorables hoyuelos en las mejillas, como si se riera internamente de lo que había ocurrido con Florian.
Vaya...
Que sonrisa más... hermosa, lo hacía mucho más fascinante que antes como todo un dios del inframundo, su sonrisa iluminaba su rostro pareciendo rejuvenecido, si era guapo serio, alegre era sin duda algo de otro planeta.
Él al ver que lo estaba viendo con detenimiento, borró su sonrisa quedando nuevamente serio.
—Vale —dijo aclarando su garganta.
Bueno, eso sí me había hecho gracia, Hades intentando no reírse.
Me levanté al baño para lavar mi boca, me miré en el reflejo del espejo adaptándome a mi rostro que se me hacía familiar pero a la vez algo extraño, tenía oscuras y profundas bolsas debajo de los ojos, mi piel muy pálida pero los moretones resaltaban en mi piel con los parches que me imaginaba el doctor había colocado en las heridas graves de la cabeza.
Iba a salir pero detuve para olerme, uhm... olía bien, ¿me habían bañado? Y si era así... ¿quién me había bañado?
Regresé a la habitación y noté que el doctor Hades Parker estaba sentado a los pies de la cama, me acerqué a paso lento sintiendo que su mirada de ojos dorados podía traspasarme la ropa, me sentía temerosa y algo acalorada porque su mirada fuera muy indiscreta.
—Eh, ¿alguna razón para que me estés viendo así? —pregunté cuando me senté en la cama guardando algo de distancia entre nosotros.
Aún así sentía que la habitación se había vuelto diminuta.
Él no apartó la mirada de mí.
—Me gusta como te queda el rosa —respondió simplemente.
Miré mi ropa; al vestido rosa que llevaba, ni siquiera me ahbía dado cuenta del color hasta ahora, era más cómodo y evidentemente limpio.
—¿Me bañaste? —pregunté.
—Sí —respondió con simpleza, apreté los labios sin saber como reaccionar, mis mejillas enrojeciéndose.
¿Me había visto desnuda?
Sentí vergüenza al pensar en que tuvo que ver TODA mi suciedad en TODAS las partes de mi cuerpo.
—Oye, tengo novio —solté—, tengo un casi esposo y es de hecho tu amigo, no puedes ser tan descarado de decir que el rosa...
Me callé al sentir que el dolor se intensificó en mi cabeza y tuve miedo al escuchar la voz de mamá retumbando en mi cabeza ordenándome que me hiciera daño, sus ojos, su voz, su sonrisa cínica, rojo... rojo... tacones.
«Los fetiches de Hades».
«Vestido rosa».
«Tacones rojos».
Abrí los ojos, recordando quién esa horrible mujer; Kora, la mujer que iba con tacones rojos, la mujer que prometió vengarse cuando me fui de América a estudiar en Europa... esa mujer que me hipnotizó para que cada vez que escuchara su nombre doliera como el mismo infierno.
—Mierda... —susurré apretando los ojos.
—¿Recordaste algo de...? —preguntó Hades preocupado acercándose a mí pero lo interrumpí diciendo:
—No menciones su nombre —pedí asustada—, no digas el nombre de mamá.
Él no dijo nada, solo me siguió observando, alzó su mano y apartó un mechón de mi rostro, un gesto que se sentía extraño y a la vez familiar, pero casi enseguida me dio calma, los latidos de mi corazón asustado volviendo a su ritmo normal.
—¿Como qué cosas te hacia? —preguntó Hades luego de unos segundos.
Tomé una profunda respiración.
—Cuando le hablaba y decía algo que no le gustara —tragué pesadamente saliva— me encerraba por días sin comer, hizo que limpiara el piso con las uñas, que lamiera sus pies después de ir al patio lleno de tierra. Ella hacia algo; órdenes, que me obligaba a mi cuerpo a hacerlo sin poder detenerme...
—Te tenía hipnotizada —susurró Hades pero más que un comentario parecía que hablaba con él mismo.
—¿Uh? —murmuré.
¿Hipnotismo? Algo que se me hacía familiar pero a la vez indiferente.
Hades colocó un dedo en mi frente acaparando toda mi atención ante su cercanía repentina.
—Cierra los ojos. —ordenó.
Se me erizó la piel, y dejé de respirar.
—¿Por qué? —dije en un hilo de voz.
—Confía en mí. —insistió.
Tenía dudas, ¿por qué quería que cerrara los ojos? ¿acaso iba a irse? No quería que se fuera, me sentía como una niña pequeña que pide que no le apaguen la luz para dormir.
—Pero...
—¿Quieres liberarte o no? —dijo Hades ahora exasperado.
¿Liberarme? No dije nada más, es decir hasta el momento él no me había dado motivos para desconfiar de él, así que lo hice, cerré los ojos.
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Eternamente Tuya (#3) (Completa)
RomanceNube Queen se gradúa en la universidad en Ámsterdam y se va de paseo a conocer ciudades cercanas de Europa con sus amigas, cuando un evento inesperado la hace conocer a Florian Rutter un Europeo muy simpático y de buenos sentimientos que se enamora...