Eternamente Tuya (#3) (Completa)

Capítulo 83: Gran conejo (Parte I)

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Capítulo 83: Gran conejo (Parte I)

Apenas estaba asimilando todo.

Por la falta de mis recuerdo me hacía difícil recordar que esa mujer me odiaba, que siempre me pareció doble cara, pero ahora que me había tomado desprevenida y con la guardia baja, entendí que debí de hacerle caso a las malas vibras que me dio desde el principio.

Cuando mi cabeza se estrelló contra el escritorio, sentí como si todo mi cráneo y mi cuello crujiera contra la madera cuando recibí el golpe exactamente en el lugar donde ya tenía la herida en mi cabeza, sintiendo como quedaba al borde de la inconsciencia, mis oídos presentando un silbido intenso aturdidor, mientras miles de imágenes pasan por mi cabeza al mismo tiempo que Demetri entró como un flash y apartó a Melisa a un lado de mí en un golpe seco antes de que ella pudiera volver a tocarme.

Ella pareció impactada por la fuerza de Demetri y tropezó contra una silla cayendo de rodillas y de sus antebrazos dolorosamente, ella ignoró el dolor y se levantó como un trampolín sabiendo que estaba en problemas, Demetri iba a atraparla pero se distrajo cuando me vio palidecer y me sostuvo antes de que cayera al suelo, cerré los ojos ante el intenso dolor de cabeza y entonces...

Todo se volvió oscuro cuando caí en la inconsciencia.

****

Abrí los ojos y lo primero que hice fue sentarme tomando una profunda respiración mientras colocaba las manos en mi vientre.

¿El bebé estaría bien? Debería, es decir, el golpe fue en la cabeza, no en la barriga pero aún así...

Cerré los ojos y los volví a abrir sintiendo que mi corazón estaba acelerado y me di cuenta de algo...

Recordaba todo.

El muro que me impedía ver o recordar las cosas que hice o viví había caído y ahora mis ojos se habían abiertos a la comprensión y al conocimiento absoluto.

Sentí mis ojos cristalizarse, la luz intensa entraba de la ventana nunca la vi más brillante, estaba encima de una camilla ¿me habían traído a un hospital?, llevé las manos a mi cabeza no tenía una venda, pero sí tenía una pronunciada protuberancia en mi frente del golpe que me dejó la puta de Medusa.

«Un chichón».

—Con cuidado, Nube.

Me sobresalté volteando a mirar a Hades a mi lado, me lo quedé mirando como si fuera la primera vez, ojos dorados en una mezcla entre el verde y el bronce fijos en mí en una mirada que sentía que podía entrar a mi alma, siempre me encantó esa forma de mirarme, solo que estaba vez, su rostro estaba serio y ligeramente preocupado.

—Hades. —dije encontrando mi voz ronca y sin pensarlo abrí lo brazos y los envolví alrededor de su cuello abrazándolo contra mí, aspirando su profundo aroma que tanto me encantaba.

—Tranquila, aquí estoy —dijo colocando sus manos en mi espalda acariciándome lentamente de arriba a abajo como si quisiera tranquilizarme.

—Lo recuerdo todo, Hades —murmuré aun conmocionada—. Te lo juro yo...

Él se separó un poco echándose hacia atrás para verme el rostro con detenimiento pareciendo impresionado por lo que había acabado de decir, las lágrimas derramándose por mis mejillas como cataratas.

—Shh tranquila, calma... —susurró pasando sus pulgares por debajo de mis mejillas para limpiar mis lágrimas.

—Estaba esperando a que despertaras —murmuró— Se hace tarde para nuestro vuelo.