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Si me dijeran que estaría un viernes por la noche acostada con un chico dormido a mi lado el cual agarra mi mano con firmeza hubiera muerto de ternura, pero lo único que está en mi mente es la confusión

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Si me dijeran que estaría un viernes por la noche acostada con un chico dormido a mi lado el cual agarra mi mano con firmeza hubiera muerto de ternura, pero lo único que está en mi mente es la confusión.

Durante la tarde intenté que Michael me contará algo de lo que pasó o siquiera un por qué de todo. Sin embargo, nada salió de su boca.

De vez en cuando me miraba de una forma fría y distante durante un largo periodo de tiempo, erizando mi piel y provocando que mis manos tiemblen. Cuando notaba esto simplemente sonreía de forma preocupada y se acercaba lo más posible a mi.

Al ver que Michael de verdad no pensaba hablar de lo sucedido y las pocas veces que abría la boca para decir algo sobre aquello no entendía nada, me ví obligada a cambiar de tema ya que no podía soportar la tensión que amenazaba el ambiente. A veces parecía que nisiquiera parpadeaba y no podía evitar mirar sus ojos llenos de miedo.

Decidí preguntarle si le gustaría mirar una película.

Nuevamente se quedó mirandome sin ninguna expresión en particular antes de responderme con una sonrisa, como si nada hubiera pasado.

El único momento que me separé de él fue para ponerle play a la película que me recomendó para que se tranquilice y piense en otra cosa, además de poder volver al amistoso ambiente que alguna vez habíamos formado. Le avisé a mamá que Mike se iba a quedar un rato más, ignorando en todo momento los mensajes de mi amiga preguntando donde estaba y si todo andaba bien.

Y acá estoy, sin saber si despertarlo o no, fue un día largo y se durmió unos minutos después de dar por empezada la peli. Me sorprende la capacidad de caer en los brazos de Morfeo con la luz de la habitación.

Michael...—Empecé a mecerlo con suavidad, ya era de noche y mi mamá me mata si se llega a enterar de que pasé la noche con algún chico, por más que no haya pasado nada entre nosotros. — Michael, arriba... — lo moví con un poco más de brusquedad cuando soltó un corto ronquido. Al parecer mis susurros no serían suficientes para despertar al bello durmiente. —¡Michael!

—Ugh... shh— se quejó mientras abría los ojos por un breve instante y me golpeaba en la boca. Rápidamente se dió vuelta, dandome la espalda pero aún sosteniendo mi mano tan firme como en un principio.

—Michael, es de noche, deberías ir a casa. — Volvió a quejarse y con algo de pesadez se levantó de la cama, apagó la luz y el televisor para después volver a acostarse.

«¿Este se piensa que está en su casa o que?»

—Michael, tenés que irte a casa, le dije a mi mamá que solo iba a ser un rato más. — Cuando estaba apunto de levantarme para prender la luz él tironeo de mi. Revoleé los ojos ante su repetitiva acción.

𝐓𝐞𝐞𝐧𝐚𝐠𝐞 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞 | Michael AftonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora