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Caminaba por los pasillos del colegio, Emily se había enfermado y no vendría hoy

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Caminaba por los pasillos del colegio, Emily se había enfermado y no vendría hoy. Estoy rezando para que mañana pueda estar conmigo, después de todo casi no hablo con nadie y odio estar sola.

No pude descansar lo suficiente el fin de semana, mi mente se mantuvo ocupada en Michael y en que podría haber pasado en la pizzería aquel día.

Intenté buscar en internet, diarios de la ciudad, noticieros... Pero no había rastro alguno de lo que pudo haber pasado. Tal vez no fue algo tan serio como Emily lo hizo ver, eso deseo con toda mi alma.

Derrepente siento como alguien me está siguiendo, me doy media vuelta para darme cuenta que es Michael, el cual paró su caminata cuando yo lo hice y solo se quedó mirandome con atención a los siguientes movimientos que llegue a hacer.

—Buen día Michael. — saludé con normalidad, a lo cual sonrió de forma grata.

—Pensé que no me hablarías hoy.

—¿Por qué no lo haría? — lo miré confundida mientras comenzabamos a caminar de nuevo, esta vez uno al lado del otro. Él solo se encogió de hombros mientras miraba el suelo.

—¿Quien sabe? — Se sentía como algún tipo de mentira piadosa, como si Michael realmente supiera el porqué yo no debería hablar con él.

No quiero que mi mente vuelva a dar vueltas en el mismo asunto una y otra vez, pero cuando Afton aparece es casi inevitable.

Un aura misteriosa recorre en su ser últimamente, y pareciera que todo el mundo lo sabe excepto yo. ¿Todo esto es algun tipo de broma pesada que Michael y sus amigos prepararon? ¿Un culto? ¿Una conspiración? Solamente quiero formar parte de aquello y no ser la victima.

Michael sostuvo mi mano cuando los minutos pasaron y nadie dijo nada durante la caminata por los pasillos del colegio, como si quisiera que mi mente al igual que mi cuerpo se concentraran en él.

Volteé a verlo; su cabello enredado por la brisa de la mañana, sus ojos cansados y perdidos por el camino adornados con una sombra morada abajo de ellos que demostraba el sueño que lo dominaba. Sus labios en línea recta y resecos, esperando un beso que los reanime. Su nariz que iba en curva y recaía con forma de botón, pincelada con un suave tono carmesi... Si, Michael Afton era un chico hermoso.

Suspiró con algo de cansancio, supongo, y me miró mientras frenaba su paso. No me había dado cuenta, pero todo este tiempo Michael me estuvo guiando hacía el salón de mi primer clase.

—¿Todo bien? — era extrañamente cortante, parecía a propósito después de todo lo que me hizo la última vez que nos vimos. Aún siento cosquillas cuando recuerdo sus susurros debajo de las escaleras.

𝐓𝐞𝐞𝐧𝐚𝐠𝐞 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞 | Michael AftonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora