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El desayuno-almuerzo tenía un sabor agrío en la boca y no precisamente por los ingredientes que contenía en ella, sino por la rara tensión que mi subconsciente creó por su cuenta al notar que, tal vez, había cometido un error

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El desayuno-almuerzo tenía un sabor agrío en la boca y no precisamente por los ingredientes que contenía en ella, sino por la rara tensión que mi subconsciente creó por su cuenta al notar que, tal vez, había cometido un error.

El rubio se notaba tranquilo e inverso en su propio mundo de pensamientos. Apoyaba su cabeza en su puño el cual levantaba inevitablemente sus rayados y sucios lentes mientras se llevaba a la boca una cucharada del yogurt con cereales.

El silencio era calmo, demasiado para mi gusto.

Hace unos momentos, al despertar, pude notar que el portarretratos ya no yacía conmigo y había vuelto a su lugar de origen.

No hubiera sido tanta la desesperación si el portarretrato hubiera estado en las mismas condiciones que antes, pero se encontraba boca abajo y al levantarlo noté la ausencia de la foto dentro de ella.

«No habrá querido que se arruine...» Pensé intentando dar un motivo a la falta del objeto.

Mis nervios incrementaron al notar que la foto, o más bien restos de esta, se encontraban en el tacho de basura de la cocina. Él había recortado a los niños de la imagen junto al hombre, guardando a las mujeres y un niño con una niña.

Intenté simplemente guardar la calma y fingir que no había notado nada, sin embargo no podía evitar mirarlo fijamente, como si intentara leer sus pensamientos entre tanto alboroto que causan los míos.

— Esas m-mujeres eran mi madre y la de Michael. — Mis ojos se abrieron ante al comentario, en primer lugar debido a la extrañeza que me generaba que él supiera siempre que decirme con precisión. Las palabras que me había dedicado anoche retumbaron en mi mente de nuevo. — Muy buenas amigas... alegraban a la f-familia. Solían realizar llamadas telefónica a todas horas, creo q-que era lo único que me molestaba. — Rió un poco y sonreí cuando dirigió su vista a mi. Nos conectamos por unos segundos y pude sentir como nuestros corazones latían al mismo ritmo a pesar de ser separados por una mesa. — G-gritaban mucho.

No dije nada y él lo tomó como un incapié para seguir hablando. Yo con placer e interés lo escuchaba.

— Murieron. — Aquella sonrisa desapareció de golpe, dejando nuevamente saborear el amenazante agrío. — Solamente voy a d-decir eso. Quiero que estés tranqui-...tranquila. Y perdón si lo que hice te a-asustó.

—No te preocupes Ty... entiendo. — Traté de sonreír mientras volteaba a ver mi taza, reflexionando un poco. — Gracias.

Y realmente estaba agradecida, es difícil abrir el alma de esa forma con cualquiera y sobretodo con un tema tan serio e hiriente. Cada quien supera la muerte a su forma y Tyler me parece un chico realmente sensato. A pesar de todo, aún me preguntaba porqué no dejó la foto tal y como estaba.

Esperen...

¿La madre de Michael? — pregunté más para mi misma que para mi amigo, pero él se tomó la tarea de contestarme con amabilidad.

— Sep, mi vecino.

—¿¡Tu vecino!?

•••

Ya había abandonado el hogar de Tyler para volver al mío. Me dí un baño y me acosté en la cama tan rápido como pude, estaba exhausta.

Y mi temor más grande habia vuelto; los recuerdos de anoche.

Mike... vecino de Tyler, compañero de banco en filosofía, ex-bully, nueva victima y ¿Asesino? Me había confesado su amor un sábado por la madrugada con su rostro lleno de sangre, y al aceptar todo su ser por completo él simplemente me abandonó en las calles no sin antes dedicarme un beso en la mejilla, en la cual aún podía sentir el cosquilleo de sus labios.

Me gusta pensar que fue el alcohol, con unas copas de más en la cabeza cualquiera dice y hace tonterías.

Y también me dió vergüenza pensar en lo humillada que salí del lugar. Quedé como una loca obsesionada con el morocho ¿Y como no estarlo? El pibe es divino físicamente, además de los gestos extrañamente atractivos que tiene.

Recuerdos como cuando se auto-invitó a dormir a mi casa rondaban por mi mente. En ese entonces no lo aprecié tanto, pero mierda, él simplemente me enrolló alrededor suyo con sus grandes manos y me arrastró a la cama. Pensar en su rostro al despertar y sus leves gemidos de molestia por recibir los rayos del sol alumbrarlo tan temprano a la mañana provocaban que se suba el tono rojizo a mis mejillas, pero que a la vez algunas lagrimas comiencen a asomarse por mis ojos completamente cristalinos.

Recordar no me va a ayudar a superar la situación, pero ¿Que debería hacer? ¿Como va a actuar Michael después? Mañana es lunes otra vez y yo sigo procesando lo que pasó ayer, odio que el tiempo se me escape de las manos tan rápido.

Tenía algunos mensajes de Emily en mi celular. Algunos eran de anoche, otros recientes. Me preguntaba si todo estaba bien, que si habia llegado bien a casa y el porque no le había avisado antes.

Y la verdad es que tengo miedo de contarle lo sucedido a mi amiga sobre Michael. Siempre le cuento todo, porque la verdad no es como si tuviera algo que ocultarle, ella siempre me respetó y guardo con mucho cuidado todas y cada una de mis palabras al igual que yo había realizado variables veces con ella. Sin embargo esta situación es distinta. Ella odia a Afton, siempre lo hizo y a pesar de que últimamente se estuvo conteniendo debido a que le conté sobre mi amistad con él, sé con precisión de que aquel odio sigue oculto en algún rincón esperando por salir.

Más encima Emy es una persona muy confrontativa. No quiero armar un escándalo y que corran muchos más rumores que los que ya corren, no deseo generar líos y por ahí no es tan malo tener un secreto que sea sumamente íntimo ¿Verdad? Si me ahorro problemas mejor, cuando todo pueda mejorar más tarde seguro que le cuento, no creo que mi boca tampoco soporte tanto tiempo estar callada.

Y mientras seguía mirando con nostalgia el color blanco del techo de mi habitación, me preguntaba por qué simplemente no puedo tener un romance adolescente normal.

¿Acaso todos los amores de la adolescencia tienen que doler?

¿Acaso todos los amores de la adolescencia tienen que doler?

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𝐓𝐞𝐞𝐧𝐚𝐠𝐞 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞 | Michael AftonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora