"Las heridas no sanan de la forma en que te gustaría, sanan de la forma que necesitan sanar" Roxana Contreras.
Sara Smith
Sí, me dije a mí misma que no iba a invadir su privacidad, pero tengo curiosidad por saber cosas sobre él. Me encuentro en mi oficina y estoy buscando información sobre Liam en relación con problemas policiales.
No encuentro absolutamente nada, es como si nunca hubiera tenido problemas con la ley. El único inconveniente fue con respecto a su padre, pero lo único que dice es que falleció y no hay más detalles. No hay descripciones, no hay testigos, no hay absolutamente nada, es como si hubieran borrado la información.
Intentando dejar eso de lado, me centro en mi trabajo. Adrian ha venido a buscarme aquí al trabajo, pero no lo he dejado entrar. Santi dio la orden de no permitirle entrar a la central. A veces amo el puesto de mi hermano.
Según tengo entendido, estos dos individuos andan metidos en algo relacionado con Lucía, creo que se llama, y una tal jhulliethe. En fin, por fin encontraron a alguien que los ponga quietos.
Mi secretaria llega con más papeleo y trato de hacer todo lo que necesito lo más pronto posible. No me gusta dejar trabajo pendiente de un día para otro.
Terminando todo, alguien toca mi puerta y ahí lo veo. Lleva unos jeans azules y un jersey color café, con una hermosa sonrisa en su perfecto rostro.
—Servicio express Kozlov —dice mientras camina hacia mi.
—No es necesario un servicio de auto cuando tengo mi propio auto en el estacionamiento —murmuro coquetamente.
—Entonces no es necesario darte un beso, ya que eso va incluido en el servicio. Ni modo, procedo a retirarme —dice mientras sonríe pícaramente. Niego con la cabeza y hablo.
—¿Quién llevará mi auto?
—Negociaciones, esto sí que me gusta —dice dándose la vuelta mientras me mira—. Tu guardaespaldas se encargará de eso, solo dale las llaves.
Lo miro fijamente y él conserva la misma sonrisa.
—Pero primero el beso, ¿no? —dije con una sonrisa juguetona.
—A veces me preocupo, estás aprendiendo muy rápido.
Liam caminó hacia mí de manera lenta y provocativa, mientras yo seguía sentada en mi silla. Con facilidad, me tomó de las caderas y me sentó en el escritorio, habiendo previamente retirado todo lo que había en él, dejando solo una carpeta cerrada. No entendí por qué la botó al suelo al subirme al escritorio.
Luego, me tomó de la barbilla y me besó. El beso fue un poco diferente a los que estábamos acostumbrados, donde el tiempo parecía detenerse y el mundo desvanecerse. Fue suave y cálido.
Sus labios se pegaban suavemente a los míos, como si fueran dos imanes irresistibles que se atraían con una fuerza magnética. Sentí un ligero temblor recorrer mi cuerpo mientras nuestros labios se encontraban en un tierno y apasionado roce.
El sabor de sus labios era dulce y embriagador, una deliciosa tentación que me hacía perder la noción del tiempo y el espacio. Cada caricia de sus labios despertaba en mí una ola de sensaciones, como si estuviera flotando en un mar de emociones intensas.
Nuestras respiraciones se entrelazaban en un ritmo acelerado. Sentí sus manos rodeando mi cintura, acercándome aún más a él, como si quisiera fundirse con mi ser. En ese momento, el mundo exterior se desvaneció y solo existíamos él y yo, en nuestro mundo de lazos tentadores.
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Lazos Tentadores (+18) #2
Romancesegundo libro de la trilogía Lazos pecadores. La única forma de vencer una tentación es dejarse arrastrar por ella, la vida nos pone caminos difíciles los cuales son tentadores muy tentadores, pero serás fuerte en no caer en la tentación. La sangre...