Capítulo 36

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And it's like snow at the beach, weird, but fucking beautiful — Snow On The Beach, Taylor Swift (feat. Lana Del Rey)

Liam Kozlov

Han pasado unos meses, creo que uno de los mejores, ha pasado de todo un poco. Pero la mejor es que Isa se embarazó por fin, soy el tío más feliz, ella tiene ocho meses ya, ella tiene una hermosa barriga.

Andamos comprándole regalos a Gia, esa nena no ha nacido y nos tiene locos a todos.

—Liam, será un recién nacido, ¿cómo carajos va a andar jugando con una pelota de fútbol?—Sara pone los ojos en blanco, esta mujer está un poco más amargada de lo normal, pinché bipolar.

—Pero puede hacerlo cuando crezca—respondo sacándole la lengua.

—Realmente andar contigo es como andar con un niño pequeño.

La ignoré y seguí buscando cosas de bebé, en mi defensa amo los bebés. Son bien adorables y huelen rico, hasta que se vomitan todos.

Sara recibe un par de llamadas del trabajo y yo ignoro los que me han llamado, nada importante (Alek llamando para ver si envié la mercancía) pero nada importante.

Tres horitas después termino con un montón de bolsas de cosas y con una Sara no muy sonriente. Poniendo los ojos en blanco a cada cinco minutos.

Nos subimos al todoterreno y la veo: —¿Sucede algo cariño? Esta no eres tú, bueno sí eres, pero no tanto.

—La mercancía que enviaste antes de venirnos fue rastreada, uno de los otros agentes dio con ella, siguen buscando coordenadas, pero no encuentran porque desde el teléfono les estoy moviendo todo. Estoy estresada porque no pueden atrapar ese viaje, van casi 30 millones de mercancía. Y la mitad de eso se donará a las instituciones de niños sin hogar, es un trato que hice con Alek. Y si se pierde esa mercancía dudo que Alek vuelva a darme una oferta así de nuevo.

—Respira, cariño. No atraparán nada. Siempre envío dos camiones iguales y así distraigo a la policía de vez en cuando, al que andan persiguiendo es el camión vacío—veo como hace un puño con su mano y aterriza en mi estómago. —¡Oye! ¿Qué te pasa?

—Yo andaba toda estresada y a ti nunca se te ocurrió decirme nada.

Me encojo de hombros—Nunca preguntaste, mi vida—le tiro un beso y ella me da otro puñetazo—mala idea haberte enseñado a dar esos puñetazos, eres bien agresiva, mujer.

Ella no dice nada, enciendo el todoterreno y ella conecta su teléfono al auto, coloca a la patrona Lanita, le perdono lo amargado por su gusto musical.

El camino para llegar a la casa de Alek, o mejor dicho mansión, es de una hora, siempre en la misma área donde mi madre tiene su casa, pero más retirada. Me estaciono en los garajes que tiene para las visitas y Marlon estaciona al lado de nosotros, sin decirle nada, él empieza a sacar las bolsas que me ayudó a meter en el carro.

Sacamos todo y nos dirigimos a la puerta de la entrada, se escucha un grito en la sala de estar.

—¡Mira, Alek! ¿¡Cómo te atreves a botarme mis galletas de chocolate!?

Uy, drama, esto me gusta.

Abro la puerta sin tocar con una gran sonrisa en mi rostro mientras entramos, y la vista es todo un espectáculo: Isa con un rodillo de cocina y Alek de brazos cruzados.

—El doctor dijo que son malas para ti y la bebé.

—Te voy a dar con el rodillo en las bolas para que no toques lo que es mío, son mis galletas.

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⏰ Última actualización: Jul 18 ⏰

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Lazos Tentadores (+18) #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora