Lazos Tentadores (+18) #2

Capítulo 17

CAPITULO EDITADO Y CORREGIDO

Cada quien crea su mundo a base de mentiras y termina como quiere. Nayeli Cruz

Liam Kozlov

Estoy como un niño pequeño cuando quiere algo y no se lo dan, Max me mira con ojos orgullosos, esperando a que hable. Él es el más contento en este momento, aunque no lo diga. Suspiro y hablo.

—Hola, Max.

—Hola, niño. ¿Y ella quién es? —me pregunta con una hermosa sonrisa mientras mira a Sara.

—Sara, te presento a Max, mi segundo padre. —ella me mira un poco extrañada, pero sonrío. Vaya, el hielo se va ablandando.

—Mucho gusto, niña. Soy Max. Espero verte mucho por aquí. —le dice Max con una sonrisa todavía. Ok, Max le dice "niña", lo que significa que la aprueba.

—Gracias, Max. Yo también espero que alguien me traiga seguido. —vaya indirecta, o más bien directa.

—No sé de quién hablan.

—¿Me permites un momento, niño? —lo miro con una ceja enmarcada, y luego miro a Sara.

—Ve, iré a donde está él —señaló a Marcos.

Asentí y caminé con Max al despacho. Cuando llegamos ahí, Max me dio un abrazo. No sé por qué, pero se sintió bien.

—¿Qué pasó, Max?

—Bueno, primero que nada. Estuve reflexionando sobre lo de que no estaré en tu vida para siempre. ¿Recuerdas nuestra última conversación sobre eso?

—Sí, y sobre todo él, primero yo y luego el mundo.

—Bueno, niño, si yo llego a faltar en tu vida, quiero que sigas adelante, nunca te dejes vencer. Tú eres mi pequeño, el hijo que nunca tuve.

—¿Por qué dices eso, Max?

—No estaré en tu vida para siempre, niño. Y quiero que sigas luchando. Sé que no pasará en un largo tiempo, pero ahora que vi cómo mirabas a esa chica y cómo ella te mira a ti, me hizo querer decirte que tienes que ser fuerte sin mí si algún día llego a faltar.

—Max, ¿de verdad estás hablando en serio?

—Sí, niño. No estaré en tu vida siempre. Algún día me matarán o me moriré. Pero no estaré cuidándote siempre.

Con un nudo en mi garganta, sé que eso es verdad. Él no estará siempre...

—¿Por qué sacar ese tema ahora? —murmuré casi en un susurro.

—Es necesario, pequeño. Pero era todo lo que quería decir. Ahora dime qué intenciones tienes con ella, es simpática.

—No sé, qué quiero. Es que estoy tan confundido.

—Bueno, pero tienes que ponerle una etiqueta a tu relación.

—No me gustan las etiquetas. —lo miré con el ceño fruncido. Él sabe que no me gusta usarlas, pero ni siquiera sé qué es lo que siento por ella.

—Piensa rápido entonces. Pero tienes que hablarle con la verdad, sabes en qué mundo vives.

—¡Me rindo! ¡Me rindo! Ya. —escuché el grito de Marcos. Miré a Max y sonreímos. Salimos del despacho y caminamos al ring, donde Marcos está con una llave hecha por Sara.

—Me dijo niña, culpa, no tengo. —masculló con una sonrisa.

—Bueno, era una pequeña bromita. No era para que se lo tomara a mal. —susurró Marcos mirándome con súplica.