Lazos Tentadores (+18) #2

Capítulo 27

Aunque te hayas ido, tu presencia sigue resonando en cada rincón de mi vida. Nayeli Cruz

Liam kozlov

Camino desesperado, esperando alguna respuesta, pero nada. No hay respuesta de nada. Ha pasado más de media hora y nada que salen a hablar. Cuando me siento, llega el doctor.

—Señor Kozlov, tengo dos noticias, una buena y otra mala.

—Dígalas de una maldita vez y juro que lo mataré si le pasó algo a ella.

Él, con miedo, habló.

—El anticonceptivo que la señorita usaba dejó de funcionarle, por lo que ella estaba embarazada.

"Estaba..."

—¿Estaba? ¿Qué mierdas?

—Ella sufrió un aborto espontáneo. Tenía tres semanas de embarazo, por lo que se, se estaba formando un niño.

¿Iba a ser papá? No, ella no pudo perder al bebé.

—La señorita se encuentra estable, pero será mejor que esté con ella cuando le explique todo. Lamento mucho su pérdida, el bebé ya se había caído cuando llegó aquí, estaba fuera de mis manos salvarlo.

Ignoro todo y caigo de rodillas al suelo. Esto debe ser una broma, ella perdió a nuestro bebé.

¿Por qué tiene que pasar de todo en mi vida? ¿Por qué?

Siento que alguien me toca el hombro y veo a Marcos con lágrimas en sus ojos.

—Iba a ser papá, Marcos —fue lo único que pude articular cuando me derrumbé, me rompí. Lo siguiente que sentí fueron los brazos de Marcos abrazándome.

—Lo siento tanto, hermano. De verdad lo lamento.

Mi vista se puso nublada y dejé de pensar, dejé de sentir, me rendí. Esto es todo, no puedo más...

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Narrador omnisciente

Dicen que nosotros mismos creamos nuestro destino, pero en ocasiones parece ser una afirmación que no se ajusta completamente a la realidad.

Porque si fuera cierto, podríamos diseñar la vida perfecta, sin muerte, dolor y sufrimiento. Sin embargo, la vida no funciona de manera tan predecible ni controlable.

A pesar de nuestros esfuerzos por evitar problemas y dificultades, a menudo nos encontramos enfrentando situaciones que no buscamos, como si fueran mareas impredecibles que llegan a nuestras costas.

Es como si estuviéramos en un vaivén constante, un continuo fluir de acontecimientos en el que todo llega y se va. La vida es como una montaña rusa impredecible, en la que no siempre sabemos qué giros y caídas nos esperan en cada curva. Intentamos mantener el equilibrio y anticiparnos a los desafíos, pero a veces, los eventos nos toman por sorpresa, sin importar cuánto hayamos tratado de evitarlos.

Es una ironía inesperada cómo la pérdida de seres queridos, como tu padre y abuela, puede tener un efecto dominó y dar forma a un curso de acontecimientos que nunca podríamos haber imaginado. La vida nos sorprende con conexiones y consecuencias que a menudo escapan a nuestra comprensión.

En este vaivén de la existencia, aprendemos que la vida está llena de incertidumbre y que debemos enfrentar lo desconocido con coraje y perseverancia. La montaña rusa de la vida nos enseña que cada subida y bajada, cada curva cerrada y tramo recto, contribuye a la experiencia que nos moldea.