Capítulo 33

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"Si quieres algo, ve tras ello. No esperes a que te lo den". Damon Salvatore

Liam Kozlov

Todo lo bueno siempre llega a tu vida sin que tú mismo te des cuenta; llega sin saber que lo necesitabas. Es como si el destino los pusiera en tu camino para hacerte feliz. Había escuchado decir por ahí que el tiempo lo cura todo, pero me niego a creer que es el tiempo, sino que son las personas que entran en tu vida. Las personas son una parte esencial en tu manera de curar, aunque luego ellos mismo pueden romperte de nuevo.

Sara, Clau y los padres de Marcos nos seguimos riendo de él porque Sasha sigue enojada con él por no venir a verla.

—¿Mamá, era necesaria la chancla? —replica ofendido.

Me río, y él me fulmina con la mirada. Levanto mis manos en señal de rendición.

—Sí, muy necesaria. Ten suerte que no traje un palo, como dijo Liam. —habla ella con un tono de alegría en su voz—, ven aquí, mi amor.

Dijo al último, llorando, y extendió los brazos hacia Marcos. Él corrió a sus brazos. Ver un reencuentro como este me pone sentimental, qué asco.

Veo a Sara y ella está sonriendo con sus ojos llenos de lágrimas. Se da cuenta de que está a punto de llorar y se limpia rápidamente, como si nada hubiera pasado.

—¿Estás bien? —susurro solo para nosotros dos mientras caminamos hacia las camionetas.

—Sí, solo recordé algo, no te preocupes.

Marcos señaló a Sara y Claudia con una sonrisa, mientras Sasha observaba a Claudia con una mirada asesina. Bueno, no pensaba muy bien de Claudia.

Sonreí y negué con la cabeza; esto será muy gracioso.

—La mamá de Marcos da miedo —se nos acerca mientras susurra, viéndola con terror en sus ojos.

—No te preocupes, Clau. Ella es un amor.

—Ajá, claro, un amor.

Sara se rió, y nos empezamos a subir a las camionetas. Los cuatro y Sasha nos fuimos en una camioneta, y David, su papá, se fue en la primera camioneta.

La camioneta arrancó, y mientras avanzábamos por el camino polvoriento, el sol del atardecer teñía el paisaje con tonos cálidos y dorados.

Culiacán... El polvo se cuela por las ventanas entreabiertas de la camioneta, y el ruido del motor luchando contra el terreno irregular llena el ambiente. Miro a Sara, cuyos ojos reflejan una mezcla de intriga y preocupación.

—Ya habías visto algo como esto, ¿no? —mi pregunta la saca de sus pensamientos. Ella asiente y susurra.

—Sí, estas pistas de aterrizaje son muy difíciles de encontrar...

—Ajá, son para pasar cosas ilícitas; tienen que estar bien ocultas. Además, aquí en México, los policías, aunque estén comprados, siempre siguen molestando. Hemos tenido muchos problemas por eso.

Ella solo me escucha y asiente. Claudia se acerca a Marcos y dice entre dientes.

—Tu mamá da miedo, cariño —murmura Claudia con miedo a que Sasha la escuchara.

—No te preocupes, es solo su bienvenida. —contesta Marcos riéndose.

Sasha, con el ceño fruncido, habla. Luego de unos minutos en silencio.

—¿Sabes cocinar? —la pregunta va para Claudia—. No quiero que mi bebé se muera de hambre.

—¡Mamá! Te dije que no hicieras esto.

Lazos Tentadores (+18) #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora