Lazos Tentadores (+18) #2

Capítulo 29

A veces, el amor no es suficiente para mantener a las personas juntas. Nayeli Cruz

Sara Smith

Él se fue sin decir nada, no miró atrás cuando partió. Su madre vino a darme el pésame junto con el resto de su familia. Yo solo asentí y me alejé de todos. Marlon seguía apartado de todos, pero al verme salir del cementerio, me siguió y se ofreció a llevarme. Acepté porque no tenía con qué moverme.

Intenté ignorar el dolor de haberlo lastimado. Lo dañé. Lo arruiné todo... pero ya es muy tarde para arrepentirme de esto. No debí decirle eso. Mis manos me pican y me siento desajustada

Llegando a mi casa, corrí directo a mi habitación. Ni siquiera cerré la puerta cuando me metí en la ducha. Encendí el agua y la dejé caer por toda mi cabeza. Mi mente no piensa con claridad en este momento. No sé por qué mi mente me dice que haga lo que dije, que acabe con el dolor de una vez..

Como puedo, busco la navaja que tengo entre mis cosas en el lavabo. La tengo en mis manos... todo me abruma y no sé qué hacer. Maté a mi bebé... mi padre murió... mi abuela también se fue... arruiné las cosas con Liam... ¿Qué estoy haciendo aquí?

Me hago un ovillo en el suelo del baño, lloro hasta que mi mente deja de decirme cosas. Cosas que no quiero escuchar por más que lo intento. "Ella no da soluciones, solo alternativas", las palabras de Liam resuenan en mi cabeza. "Hubiera sido solo sexo contigo." "No te hubiera entregado mi corazón en bandeja de plata." Voces y voces que no se callan

—Cállate de una vez, voz —grité llorando

"Hazlo."

—¡Que te calles

Por descuido, perdiste a tu bebé... susurra mi mente

Cállate, por favor, déjame en paz..

Mis manos tiemblan cuando, como puedo, levanto la navaja y me corto las dos venas. El dolor fue solo un poco. Luego sentí cómo mis ojos pesaban. Empecé a ver todo negro..

—Sara, pequeña. —¿Santi? Santi venía...—Sara, ¿dónde estás?

Cada vez escuchaba la voz más lejos

—¡Carajo! Sara, ¿¡qué has hecho!? —exclamó Santi, casi en un susurro.

Lo último que sentí fue que me tomó en brazos y luego mis ojos se cerraron.

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Santiago Smith

Corro con ella en brazos, no la perderemos a ella también. No digo nada, solo corro con ella en brazos hasta llegar a la salida. Escucho voces que vienen detrás de mí, pero no espero a nadie. Marlon está en su auto y me subo en la parte trasera del coche.

—¡Muévete, necesito llevarla a un hospital rápido! —le grito, mientras intento contener la sangre con el trapo que llevo en sus manos.

Tú no te mueras, por favor, Sara... tú no, pequeña.

No sé ni cuánto tiempo llegamos a la clínica cuando Marlon abre la puerta y salgo corriendo con Sara.

—¡Ayuda, es mi hermana! ¡Por favor, ayuda! —grito desesperado. Un doctor y las enfermeras empezaron a moverse.

Todo pasó en cámara lenta. Vi cómo la conectaban a un montón de cosas y me preguntaban por el tipo de sangre, y yo, como pude, se lo di.

No sé qué pasó después, pero una maquinita empezó a pitar... no me di cuenta cuando empecé a llorar y sentí cómo me movieron y dijeron que no podía estar aquí.