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Ambos jóvenes compartieron una rápida mirada cómplice, Hobie no dudó en subir su mano para acariciar el cabello de Peter que percibía aquella acción como meramente fraternal por lo que lo dejó ser y palmeaba la pantorrilla del otro que no movía el pie de su rodilla.


— Si tuvieras que elegir entre nosotros, ¿Quién dirías que es el mejor? – Claro que se refería a dar consejos y sonrió satisfecho cuando el mayor lo entendió así.


— No podría elegir entre ustedes, son muy buenos, claro que son bastantes diferentes, pero me han ayudado muchísimo.


— ¿Qué diferencia sería esa? – Agregó ahora Pavitr.


— Bueno, Hobie es más rudo para- No pudo terminar de hablar al escuchar como alguien más en el aula carraspeaba la garganta.


— ¿Interrumpo? – Preguntó mientras se acercaba a ellos pasando rápidamente su mirada por el pie del indio que descansaba sobre la rodilla del castaño y la mano de Hobie se mantenía en el cabello de Peter antes de deslizarse por su mejilla haciéndole fruncir el ceño.


— Bastante a decir verdad. – El acariciar la mejilla del mayor claro que fue con toda la intención que el otro lo viera, aquello sería un interesante experimento. Alejó su mano y retrocedió un paso notando como el otro parecía relajarse un poco.


— Solo estábamos hablando. – Explicó Peter mientras se levantaba cuando el de cabello ondulado alejó su pie.


— Se nota.


— Creo que mejor nos vamos. – Dijo con falso fastidio Brown. Le dio una mirada retadora al mexicano que solo alzó levemente las cejas al verse provocado antes de que la atención regresara al mayor del grupo. — ¿Te parece bien si seguimos esta noche?


— ¿Puedo unirme? – Parker asintió y correspondió el rápido abrazo que le dio, los despidió mientras salían del lugar dejándolos solos.


— No me di cuenta de que estabas aquí. – Acaricio su nuca un tanto incomodo. — ¿Cuánto escuchaste?


— Lo suficiente. – El mayor maldijo mentalmente, no quería arruinar las cosas cuando estaban recuperando su amistad y se había esforzado para controlar lo que sentía buscando no incomodar o molestar a quien tenía frente suya, pero parece que lo había arruinado de nuevo.


— Lo siento, sé que no quieres escuchar eso, pero no puedo evitarlo. – Sintió una punzada en el pecho al notar la expresión casi asqueada del otro. — Intento ignorar lo que siento, pero no es fácil.


— ¿Por eso usas a esos dos?


— Buenos, ellos ofrecieron su ayuda. – Y a decir verdad, si no fuera por los consejos de ellos aún estaría deprimido sin entender porque había sido rechazado tan rápidamente por quien ahora le miraba molesto.


— ¡Son niños Peter! – Le gritó haciendo que el otro retrocediera un paso.


Y si... ¿No fuera valiente?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora