XIV

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Tras ordenar de nuevo se movieron hacía una mesa que se encontraba un tanto alejada de la música por lo que podrían charlar con más calma, pero el andar del castaño se vio interrumpido por un rubio un poco más alto que él que con confianza le rodeaba por la cintura y le pegaba a su cuerpo.


— ¿Quieres algo de diversión? – Preguntó mientras se inclinaba un poco para cercar su rostro al de Peter.


— Claro, ¿Que tienes en mente? – Miguel apretó su bebida hasta que el cristal cedió por la presión romperse, poco o nada le importó al moreno que su mano se mojara y algunos pequeños fragmentos de cristal se incrustaran en sus dedos, con prisa avanzó para sujetar la muñeca del rubio alzándola para alejarla del cuerpo de quien no entendía que estaba siendo abordado por otro sujeto.


— Viene conmigo. – Dijo molesto mientras le mostraba sus colmillos logrando asustar a quien ahora se alejaba a prisa de ellos tras soltarlo. Miró al mayor por un segundo antes de seguir avanzando a la mesa para dejarse caer en una de las sillas. Eso sin dudas había arruinado su humor por completo.


— ¿Está tu mano bien? – Preguntó preocupado al notar un poco de sangre mientras se sentaba a un lado suyo. Vio como el moreno solo sacudió su mano hacía un costado para que los pedazos de cristal no le golpearan.


— No te preocupes por eso. – Por su tono de voz el castaño notaba que se encontraba enojado, pero no entendía del todo por qué.


— ¿Quieres? – Preguntó ofreciéndole su bebida, creyó que el otro se negaría, pero aceptó tomando ahora su muñeca para darle un sorbo y luego alejarlo. Peter no dudó en terminarse la bebida tras el sorbo de Miguel, paseó su mirada alrededor buscando mantener su atención en algo que no fuera el cómo su muñeca ardía al ser sujetada por el otro.


Creyó que podrían divertirse un poco, quizá beber lo suficiente para que ambos se relajaran y hablaran como si nada, pero ahora todo eso parecía imposible, el moreno apenas y se limitaba a responder, así que se dedicó a mirar alrededor mientras daba sorbos a la nueva bebida que ordenó, tras unos minutos notó como en aquel lugar había muy pocas mujeres y estás se encontraban en pares. Bajó su bebida para dejarla sobre la mesa mientras prestaba atención ahora a los hombres que no prestaban atención a las mujeres, incluso llegó a ver como algunos se besaban. A penas caía en cuenta lo que había pasado momentos atrás, el sujeto que se le acercó y le ofreció "diversión" no lo entendió como ese tipo de "diversión" cubrió su boca al entender que estaba siendo abordado y casi que no pudo creer que se acercaron a él y no al moreno. Le miró que seguía bastante serio dedicándose solo a beber lo que el castaño le ordenada, le dijo que ya regresaba y se levantó para dirigirse al baño rechazando algunas ofertas en su camino, incluso se atrevió a decir que venía con el moreno sentado en la mesa del fondo. Se acercó al espejo frente a los lavabos para ver su reflejo unos momentos antes de abrir una de las llaves para tomar algo de agua entre sus manos inclinándose para mojar su rostro un par de veces, estiró una mano llegando a las servilletas para secar su rostro, se enderezó y soltó un grito de terror al ver el reflejo del moreno detrás suyo.


— ¡MALDITA SEA, MIGUEL! – Puso su mano sobre su pecho sin girarse, solo viendo al otro por el reflejo. — Casi me matas de un infarto. – Se tensó al ver en el espejo como las manos del mexicano se posaban en su cadera apretando suavemente mientras se acercaba lo suficiente para sentir el cálido pecho del más alto pegarse a su espalda.

Y si... ¿No fuera valiente?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora