Y si... ¿No fuera valiente?

XIII

 — Sentir mi ausencia. – Se dijo en voz baja mientras avanzaba por el pasillo, esta vez saludaba a todo el que se cruzara, no es como si le hubieran dicho que fuera de la nada un retraído que no hablara con los demás, aunque si evitaba los lugares donde se encontraba el mexicano, con la ayuda de Hobie y Pavitr estuvo casi dos semanas sin encontrarse al moreno hasta que fue inevitable al ser llamado a la oficina del mismo. Entró mientras revisaba su celular sin prestarle demasiado atención a lo demás.

— Peter. – Se estremeció al escuchar su voz después de tanto tiempo, pero lo disimuló lo mejor que pudo sin apartar la mirada del celular mientras mandaba mensajes con los más jóvenes al tener su mente en blanco al estar a solas con él en la oficina. — Presta atención, iremos a una misión.

"Confúndelo" – Leyó en uno de los mensajes y guardó el celular para alzar la mirada hacía el moreno que lo miraba desde la plataforma que estaba a un metro de altura del suelo.

— Tienes mi atención. – Usó su telaraña para subir a la plataforma plantándose a un lado de un sorprendido Miguel que por un segundo olvidó lo diría. — ¿Y bien?

— Bien. – Aclaró su garganta mientras dirigía su atención a una de las pantallas proyectadas. — El hombre de arena de tu universo se encuentra donde no pertenece.

— Eso es pan comido, puedo hacerlo solo.

— Mejor ser precavidos e ir ambos. – Peter terminó por asentir con la cabeza, pero no mentía, el hombre de arena no era una mala persona y se podía llegar a razonar con él si te lo proponías, pero estaba claro que Miguel no era de los que intentaba razonar con los villanos, así que tuvo que tener un enfrentamiento que fácilmente pudo ser evitado y que fue detenido tras una charla con el hombre que estaba confundido de encontrarse en una ciudad que se parecía a la suya, pero no lo era. Peter se quejaba mientras tiraba de la camisa de su traje para que parte de arena cayera al suelo. Por culpa del moreno traía arena hasta dentro de su nariz. Se dirigieron juntos a las duchas y Peter uso toda su fuerza de voluntad para mirar en dirección del moreno. Nunca se había duchado tan rápido en su vida, pero tenía que salir de ahí lo antes posible. Se cambió con un traje de repuesto que el moreno les había solicitado tener siempre en el cuartel y agradecía haber obedecido. — Peter. – Claro que el aludido detuvo su andar hacía la salida, pero se negaba a darse la vuelta.

— Dime.

— ¿Estás libre hoy? – Niégate se dijo mentalmente a si mismo el castaño.

— Claro, ¿Por qué?

— Pensé que podríamos salir a comer o beber algo.

— Suena bien, te llamo para ponernos de acuerdo que llevo prisa. – Salió del lugar sin esperar la respuesta del moreno mientras cubría la gran sonrisa que se dibujaba en su rostro. Era muy difícil fingir ser indiferente.

Esa noche tuvo una videollamada con los jóvenes para darles el resumen de su día y como el moreno le había invitado a salir esa noche.

— ¿Debería ignorarlo? – Les preguntó, Hobie asintió con la cabeza mientras Pavitr se apresuró a hablar.