Capítulo 23

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Madeline

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Madeline

-¿Seguro que estás bien?- repetí la pregunta por quinta vez en nuestra llamada.

-Sí- la voz de Rafa sonaba extraña tras el teléfono -ya te dije que me dió un resfriado horrible, es todo Mad-

-Bueno, en cuanto terminen las clases te visitaré-

-De acuerdo- dijo sin más, sin peleas ni reproches, ni siquiera me había preguntado por mi y es algo que siempre hacía sin importar nada.

En verdad debía sentirse muy mal.

Colgué la llamada y dejé de caminar cuando vi a Peter acercarse a mi.

-Mad- llegó a frente a mi y casi saltó a abrazarme -estás bien-

-Eh... ¿si?- correspondí el abrazo.

Peter era tan cálido.

-Ví las noticas esta mañana, anoche en el museo cuando me fui...- lo interrumpí.

-No te preocupes, el Hombre Araña estaba en el lugar, parecía que les seguía el rastro y se encargó de ellos- yo esperaba que si se hubiera encargado de ellos.

-¿Seguirles el rastro?- se separó a verme confundido.

-Eso entendí, al menos por lo que hablaron- expliqué y caminamos juntos al estudio de Rose.

-¿Rafa está bien?-

-Sí, anoche me fue a buscar y me acompañó hasta mi casa, estaba algo alterado por lo que sucedió pero esta mañana me dijo que le había dado fiebre- rasqué mi mejilla algo confundida.

-Bueno, he oído que cuando las personas viven emociones fuertes a veces se presenta en forma de enfermedades- entramos al edificio y empezamos a subir los escalones, pasando por el salón de bailarinas que estaban calentando -tal vez su preocupación por ti fue tan grande para derivar en eso-

Tenía sentido. Una vez había pasado que cuando..., intenté apartar mis pensamientos de esa persona. Cuando él y yo habíamos tratado de llegar a la cima del edificio Chrysler, sin mucho éxito, habíamos pasado fuera toda la noche, cuando volvimos a contactar con Rafa y Liuba, estaban los dos tan angustiados que les había dado dolor de estómago.

Aún así, esperaba que Rafa mejorara pronto.

-Hablando de enfermedades- lo vi cuando nos detuvimos frente a la puerta del estudio -¿qué tal estás ahora?-

-Mejor- asintió y aunque su voz sonaba bastante bien, su estado físico no me convenció para nada.

-¿Seguro que guardaste suficiente reposo?-

-¿De qué hablas? Casi no salí de mi habitación- y entramos, lo seguí para nada convencida.

-Ven- tomé su mano y lo jalé a un sillón junto a la pared -deberías recostarte un poco-

TASM: A las sombras de Nueva York (Andrew Garfield)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora