Capítulo 22

20 4 0
                                    

Peter

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Peter

Estaba sentado en el borde de un edificio cerca de la universidad mientras comía un hot dog que me dio un amable hombre luego de atrapar a unos maleantes que habían intentado robarle su dinero, podía ver a la distancia a Mad caminando con tranquilidad mientras hablaba con el Dr. Ocatvius.

Había planteado la idea de no involucrarla conmigo de ninguna forma hasta que solucionara lo del posible robo al museo, pero era difícil concentrarme cuando no sucedía nada que me alertara y mis cavilaciones siempre terminaban en Madeline, así que me desviaba cada tanto para asegurarme que estuviera bien.

Había llamado mi atención dos cosas peculiares el día de hoy, primero fue que Mad decidiera visitar la universidad un sábado, siendo que estos días no tenía clases y el segundo era aún mejor, que llevara puesto un hermoso vestido verde tipo cheongsam, aquellos clásicos que se ven en la cultura china, el vestido estaba adornado por flores de verde más oscuro y le llegaba hasta las rodillas, llevaba su cabello recogido con un palillo y algunos mechones se escapaban hacia su rostro, como demostrando que su elegancia no le hacia olvidar su espíritu rebelde.

Ella era bastante hermosa por si sola, pero el día de hoy estaba desulmbrante, me hacía preguntarme si se trataba de algún papel y por eso había venido a la universidad también.

-¿Qué pasa May?- pregunté tras responder el teléfono.

-Cariño, ¿recuerdas que te pedí provisiones? Esta noche deberé quedarme a cubrir a una chica que está enferma, así que me temo que cenarás solo- aunque sonaba apenada, el ruido de fondo me indicó que no tenía mucho tiempo para charlar.

-No te preocupes, seguro que sabré hacer algo-

-Lo compensaré luego- se despidió -y no incendies la cocina- agregó de broma antes de colgar.

Había logrado llevar un ritmo constante con mi tía, estar fuera todo el día, volver en la tarde y salir de nuevo cuando ella estuviera dormida.
Increíblemente había funcionado, aunque el cansancio me ganara de vez en cuando,  en algún momento me había sorprendido que me quedé dormido sobre el tejado de un edificio cercano al museo, ¿y sobre mis insasistencias? Me preocuparía por eso luego, mientras tanto, la mentira que tuve que darle a Mad sobre mi salud debería bastar, visitaría al señor Walter para que me proporcionara alguna receta que me justificara así y los profesores no quisieran asesinarme de nuevo.

Estuvieron sentados en una banca platicando de cosas desconocidas para mi hasta que llegó un chico a hacerles compañía, Mad se acercó a saludarlo, él le tomó las mejillas, le hizo mimos en la cabeza y luego tomó su mano para hacerla girar al menos dos veces y poder verla bien, ambos estaban muy sonrientes y reían sin parar.

¿Y ese quién era?

Llevaba puesto un traje negro impecable y el cabello rubio peinado hacia atrás, un moño en lugar de corbata y se alejó antes de darle a Mad una flor rosa que no pude ver con detalle por la distancia. 

TASM: A las sombras de Nueva York (Andrew Garfield)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora