Peter Parker...
Spider-Man...
O quien quiera que seas realmente.
¿De verdad creías que existía una posibilidad de que recuperaras tu vida?, ¿de escapar de tu pasado y redimirte con acciones de bondad vacía?, ¿de dejarlo todo atrás y continuar cóm...
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Peter
Había llegado a la cima del Empire State bastante rápido, el edificio de los 4 Fantásticos estaba relativamente cerca, a unas calles de Central Park, podía verlo desde donde estaba.
Unos gritos abajo llamaron mi atención, un tipo iba corriendo con un bolso en la mano, un policía iba metros atrás. Rápidamente me dejé caer, giré unas cuantas veces y lancé una telaraña para balancearme con varias piruetas, algunas personas comenzaron a llamarme y en cuanto el ladrón me vio giró en una calle en dirección al sur, lo seguí con facilidad y le lancé una telaraña para atraparlo, atrapé su pierna y lo elevé, en un grito dejó caer el bolso, enredé sus piernas y lo até a un poste de cabeza.
Llegué hasta donde estaba él.
-¿En verdad creíste que te saldrías con la tuya?- pregunté con gracia.
-Tenía que intentarlo- escupió molesto mientras trataba de liberarse sin éxito.
-No puedes elegir el camino fácil todo el tiempo- lo tomé del hombro para que dejara de mecerse y no le dieran nauseas, estabamos algo cerca y se me quedó viendo fijamente con el ceño fruncido mientras algunas personas se reunían alrededor -¿ahora qué?, ¿nos besamos?-
-Lo siento, pero las arañas no son mi tipo- aún mientras trataba de parecer ofendido pude notar como estaba ligeramente sonrojado.
No pude evitar reirme.
-¡Spiderman!- el policía había llegado hasta nosotros, se detuvo a respirar agitado -que bueno que estabas aquí-
-Para servirle- recogí el bolso y se lo entregué -debería devolverlo a su dueña-
-Claro- lo tomó aún con la respiración uniforme.
Volteé a ver al lardón de cabeza, el policía le pidió a su compalero por radio que fuera a buscarlo.
-En serio, deberías considerar otras opciones, de esta forma no vas a terminar bien- para que no hiciera nada más, até sus manos y comencé a buscar en sus bolsillos para asegurarme que no trajera algún arma.
-Cuidado donde tocas- se quejó.
-Pues deja de moverte- busqué en sus sudadera y saqué un paquete de chicles de canela, guardó silencio mientras yo lo veía fijamente -los de menta saben mejor-
-Claro que no, son clásicos y aburridos, los de canela son mejor- contradijo.
Sonreí y me crucé de brazos.
-No, son mejor los de menta-
-Concuerdo, los de menta son mejor- dijo un hombre desde un grupo de personas que veía lo que pasaba.
-Gracias- dije.
-A mi me gustan los de canela- mencionó el policía.
