|Capítulo 24|

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El silencio en aquella sala del departamento, el azabache y el peliceleste estaban sentados en los dos sofás, el mayor en el individual y en el más largo el menor, quien era observado fijamente, creando cierta incomodidad en este.

Kuroko: ¿Seina está?

Shin: -lo mira- ¿Eh? -frunce el ceño- ¿por qué preguntas por ella?

Kuroko: Curiosidad.

Shin: No está, fue con sus amigas.

Kuroko: ¿Los dos viven aquí?

Shin: Obviamente

Kuroko: ¿Qué tal la cita?

Este recordó lo sucedido y sonrió para si mismo para luego mirar a su mayor.

Shin: Bien, hice una amiga.

Kuroko: -confundido- ¿No era tu novia?

Shin: -sorprendido- ¿Novia? No, solo me dijo para conocernos más, ¿pensante eso?

Kuroko: Admito que me sentí celoso.

Shin: Pues ve conociendo a más personas, hay muchas chicas que_

Kuroko: Celé por ti.

El silencio dejaba ver la sorpresa del contrario, eso no se lo esperaba.

Shin: ¿Por qué?

Kuroko: No sé, no me gustó la idea de que estés con una chica, y en una cita.

Shin: Y-ya...

Aún le estaba costando entender al mayor pero algo le decía que estaba por sucede algún acontecimiento que sería problemático.

Kuroko: Quítate la camisa.

Esta muerto, o muerta. El minúsculo respingo que dio fue notado por el otro, quien rápidamente se lanzó sobre este, haciéndolo entrar en pánico, revolviéndose en el sofá.

Este intentaba subir la remera pero las delgadas manos del menor se lo impedía, sin contar con las constantes patadas, siendo una la que lo lanzó al suelo, chocando su brazo izquierdo con el perchero, cayendo todo en cima suyo.

Esto hizo que el azabache fuera directo al otro pidiendo disculpas por la patada, más cuando iba a quitar la chamarra de la cabeza, sus muñecas fueron apresadas para ser atraída hasta este y estampar sus labios en los del menor.

La sorpresa lo paralizó, el mayor movía sus labios e intentaba que se acercara más a él, pero al reaccionar lo empujó e intento levantarse, siendo agarrada por los tobillos para ser derribada sobre la ropa, siendo su cabeza protegida por la mano del contrario y ser nuevamente besada.

El peliceleste no se iba a rendir, hasta que el puñetazo lo hizo apartarse.

Shin: ¡¿Qué demonios sucede contigo?!¡¿quieres morir?!

Kuroko: Quiero estar contigo.

Shin: ¡Eso no justifica el hecho de que me estas forzando! ¡me estas atacando!

Allí el mayor notó las lágrimas en los ojos ónix, había cometido un terrible error, solo quería aclarar sus dudas pero lo arruinó.

Kuroko: ¿Qué estoy haciendo?...¿qué hice?...

Shin: -lo abofetea- ¡¿Y te atreves a decir eso?! -lo golpea- ¡no puedes hacer esto solo para aclarar algo! -vuelve a pegarlo- ¡¿no pensaste que podia estar en contra de decirte la verdad?! -lo empuja- ¡vete al demonio!

La respiración agitada y los sollozos eran bien percibidos en ese silencio abrumador, el mayor lentamente se levantó y se alejó del contrario, lo arruinó.

Kuroko: ...Lo siento Seina...

Ella hipó al escuchar su nombre, a causa de todo eso, dejó de usar su voz fingida, liberando la verdadera, por lo que bajó la cabeza.

Seina: Dejaré el equipo, así que vete.

Kuroko: Eso no era lo que quería_

Seina: Es mi decisión, ahora largo.

Kuroko: Seina yo_

Seina: ¡No quiero escuchar mi nombre salir de tu boca!

Sin más este se retiro con un dolor en el pecho, bajando las escaleras notó que empezó a llover de la nada, tal parecía que hasta el cielo lo condenaba. Se sentó  en el último escalón para enterrar su cabeza entre sus rodillas, intentando no gritar mientras lloraba en silencio.

Las imágenes de las lágrimas de la azabache lo apuñalaban sin compasión, al igual que él no lo tuvo.

Kuroko: Maldición...

Kuroko No BásquetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora