Parte 20

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Bloqueé inmediatamente la pequeña idea o posibilidad de que me importara lo que le estuviese pasando  Klaus en Nueva Orleans y como se sentía al respecto de alguien que al parecer él creó se apropiara de lo que le perteneció.


Tuve el resto del desayuno la cabeza en otro lado, muy a pesar de mis deseos. No quería tener en la mente a Klaus.


Mejor dicho, no quería tener en la mente un Klaus al lado de una zorra –loba, perdón- llamada Hayle.


Hablé lo justo y necesario, ni más ni menos, respondí a Marcel y sonreí un par de veces, era lo mínimo que se merecía por ser tan buen anfitrión. Se notaba una persona culta, con poder, autocontrol, que no muy diferente a Klaus, también deseaba lealtad a toda costa, con la gran diferencia de que Marcel tenía métodos muchos más efectivos que mi hibrido

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-Ey, Caroline –me dice el moreno tomándome de la parte baja del brazo. Yo me volteo cuando estaba a punto de irme y él, me regala una nueva sonrisa preciosa. Sonrio sin dame cuenta- Esta noche tengo una fiesta, algo pequeño, para mantener a mi gente contenta, al igual que al gobernador de la cuidad, ya sabes...-Yo alzo una ceja entendiendo perfectamente hacia donde se dirige todo esto. Él agacha la cabeza levemente y luego alza sus ojos oscuros- me gustaría que vinieras, a pesar de que no estabas totalmente aquí, fue agradable...-Mi ánimo sube un poquito, vamos ¿A qué mujer no le gusta ser elogiada aunque tenga el corazón roto?


-Puede ser...lo pensaré Marcel –susurro cuando él suelta mi brazo suavemente.


-¡Solo debes buscar la casa más grande de acá! –me grita cuando me he alejado unas cuantas cuadras.


Camino no tratando de pensar demasiado las cosas, debo volver lo más rápido posible a Mystic Falls, Nueva Orleans, aunque me maravilla y me encanta en demasía no es mi hogar.


Apenas llego a la habitación en el hotel, me lanzo con fuerza en la cama, simplemente dejándome caer. Involuntariamente me hago un ovillo, mientras brazo el cojín más cercano sintiendo un gran entumecimiento por todo el cuerpo. El corazón me late lentamente y siento ahí una presión fuerte, algo que no me deja respirar.


Una traidora lágrima se escapa de mi ojo rodando lentamente. Me la seco de un manotazo porque simplemente no quiero aceptar lo que estoy sintiendo, no quiero admitir lo mucho que me afecta pensar en un Klaus, Hayle & bebe para el resto de la eternidad. Yo en ese espacio tan reducido no tengo ninguna cabida.


Junto más mis piernas con mi pecho y mis hombros comienzan a tiritar mientras todas las emociones se comienzan a deslizar hacia afuera, dejando más que claro que lo que siento por Klaus no era algo tan superficial como todo este tiempo quise creer. No era simplemente el deseo de besar a la persona más malvada del mundo, tampoco la fascinación platónica de que alguien tan oscuro sintiera algo por mí, una insignificante vampira.


¿Cuándo se había acostado con Hayle? ¿Antes o después de que estuviese conmigo? ¿La amaba por llevar a su hijo en el vientre? ¿Las cosas habían cambiado para él? ¿Su prioridad sería la nueva familia que formaría?


¿En qué parte encajaba yo en toda esta historia?


¿Yo encajaba en alguna parte de la vida de Klaus?


¿Había sido yo, solo un capricho momentáneo y al tenerme solo pasé a ser una más?


¿Qué demonios hacia haciéndome todas estas preguntas?


Yo simplemente no era parte de todo esto, no había un lugar para mí. Tampoco destruiría una familia por más que el dolor me consumiera, y recordara a Klaus por un par de miles de años.


Porque no simplemente era Klaus, era la persona que había mostrado compasión por mí, la que a un llamado había estado parado en la puerta de mi casa y aunque fuese un jodido, maldito y desquiciado de la cabeza, lo quería, aunque no supiera amar ni a su propia familia, a pesar de ir clavando estacas por ahí, ser en la mayoría de sus días un egoísta, un sobreviviente, alguien dañado, enfermo, deseoso de poder, alguien que no vivía el día a día maravillándose de las cosas pequeñas, aunque hubiese quizás, tomado todas las decisiones equivocadas en su vida, lastimando como una bomba a todos los que lo rodearan.


Lo quería


E incluso, más que eso, aunque me hubiese tenido al borde de la muerte dos veces solo por demostrar que era él quién mandaba


Lo amaba.


Estaba enamorada de un original, hibrido, de más de mil años, que ahora sería papá junto a la mujer que quizás más despreciaba en el mundo.


Sentí como otra ola de dolor me llenaba el pecho, como más lagrimas corrían por mi rostro haciendo que mis hombros se sacudiesen con violencia ¡Esto no debería ser así! Simplemente los vampiros no deberían amar, deberían, al tener conciencia de la eternidad que deben vivir, simplemente no deberían sentir ni aferrarse a las cosas ¡maldición! Estaba en una jodida cuidad sola, tratando de que el dolor se apagara sin tener que con eso apagar mi humanidad.


El corazón me dio un salto mientras un hilo de emociones comenzaba a enredarse en medio de mi pecho, haciendo que el dolor fuese profundo, un dolor tanto emocional como físico.


Abrí la boca cuando una puntada debajo de las costillas hizo que perdiera todo el aire que contenía en mis pulmones. Grité de dolor, pero ese sonido no salió de mi garganta.


Me llevé ambas manos ahí, tratando de sentarme.


¡Respira Caroline!


No podía, sentía que el aire estaba atascado, ahí, que no podía entrar. Apreté un poco mi garganta. Me comencé a desesperar.


¡Respira Caroline!



Fue mi último pensamiento antes de irme a negro por completo

family tree #wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora