Parte 12

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Klaus...-susurro con un hilo de voz. Su mirada está fija, puedo ver la petulancia en toda su presencia y es como si mi corazón por un instante se detuviera. El endereza su cuello lentamente y yo sigo mirándolo por el cristal, con la piel erizada. Respira Caroline. Dejo salir el aire de mis pulmones lentamente, poco a poco tratando de calmar mis nervios, porque de todas las cosas que podían pasar, que hoy, él se apareciera en mi habitación del hotel, era totalmente improbable.


-¿No dirás nada más? —dice en mi espalda y con eso envía otro estremecimiento, de pronto siento frío subiendo por mi columna. La chaqueta ya no está tibia y es como si toda yo hubiese perdido el calor. Me subo el cierre de la chaqueta y siento deseos de pegarme en la cabeza contra el cristal hasta desangrarme. Jamás debí vestirme de esta manera. Ante sus ojos me siento absolutamente desnuda y sin armas. Estoy en su territorio, en su Nueva Orleans, esto no es Mystic Falls donde están todos mis amigos. Rápidamente asumo eso como mi realidad. En silencio le agradezco a Dios porque Klaus siga aquí. Me giro lentamente para estar frente a frente a él. Estamos solo a unos centímetros el uno del otro, mi cuerpo casi rozando el de él. Mi vista se enfoca en sus ojos y veo como estos recorren los míos, luego baja lentamente la vista y se posa en mis labios. Trato de controlar mi respiración para que se vuelva más regular pero mi pecho sube y baja más rápido de lo que deseo. Retrocedo un paso para que haya más espacio entre nosotros, pero él avanza hacia mí y pega su mano derecha al cristal mientras inclina su cabeza reduciendo nuestro espacio. Veo como su respiración también es rápida y en ese precioso segundo, no hay nada más sexy que él, que la postura de su cuerpo, que su rostro sin sonrisa. El calor que él emana es potente y estoy perdida, no estoy pensando. Puedo sentir la electricidad que hay entre nosotros. Mis ojos están fijos en los de Klaus. Su mirada es tan penetrante- Generalmente cuando pregunto algo me gusta que me respondan —susurra cerca de mi boca. Yo cierro los ojos y trato de mantener todo lo que siento a raya, pero siento como el deseo se comienza a magnificar, por su aroma, su calor, el saber que estoy en su ciudad, donde tiene más poder que nunca y todo eso es absolutamente fascinante y envolvente.


-¿Qué haces aquí? —pregunto cuando en alguna parte de mi cerebro algo se activa y recuerdo como hablar. Trago saliva lentamente y alzó mi mano para ganar algo de distancia entre nosotros. Apenas mi mano abierta toca la dura pared que es su pecho, que queda ahí. Instintivamente mis dedos se aferran a su polera negra. Él baja su vista hasta mis dedos y sonríe. No lo quiero alejar y él lo sabe. Cuando pienso que la tención sexual entre nosotros no puede ser más alta, su mano libre sube hasta mi cuello y lo acaricia con la punta de los dedos enviando miles de corrientes eléctricas por toda mi espalda. Yo la arqueo levemente y él lo nota. Me sonríe enseñándome los dientes y yo me derrito. Todo Klaus es envolvente. Siento como abre sus dedos y los comienza a introducir lentamente por mi cabello, haciendo una leve presión. Yo cierro los ojos ante lo que esa caricia me provoca. Todo se está magnificando entre ambos. Antes de irme a negro veo como disfruta ver como caigo en su juego.


-Creo que eso debería preguntártelo yo Caroline —Dice despacio. Necesito aire. Abro los ojos y suelto mi mano de su camiseta. Me escabullo dándole un pequeño empujón con mi hombro y camino rápido hasta el otro extremo de la habitación. Benditas sean las habitaciones grandes. Me concentro en la pared de color café con leche hasta calmar mi respiración. Cuando ya me siento más normal, me bajo el vestido lo más que puedo y me giro hasta Klaus. Él está apoyado en el cristal, con las piernas cruzadas al igual que sus brazos. Parece tan poderoso que de pronto tiemblo, pero vamos, es solo él.

-Necesitaba hablar contigo —le suelto de pronto. Entre más rápido haga esto será mejor. Prefiero que me dé un no rápido a quedarme con la duda de que nunca lo intenté. ¡Enfócate en Silas!


-Al menos deberías saludarme como corresponde —Susurra impulsándose hacia delante, caminando lentamente hacia mí, de pronto no somos Klaus y Caroline en una habitación. Somos un hibrido y una chica que no está pensando.


-Detente —le advierto parándolo con mi mano. Él alza sus brazos mostrándome sus palmas en señal de inocencia- estoy aquí por un propósito y tienes que escucharme.


-¿Cuándo no te he escuchado? —me dice alzando una ceja. Yo suelto la respiración- Lindo vestido, muy adecuado con mi cuidad.


-Gracia —le digo sarcásticamente, en realidad no se lo agradezco, me gustaría en ese instante que tuviese una bolsa de papel en la cabeza, así sería más fácil decirle lo que le tengo que decir y largarme de aquí.


-Entonces dime ¿en qué te puedo ayudar? Debe ser algo grande, para que hayas venido precisamente tú desde Mystic Falls  a buscarme...


-Es algo grande Klaus —le explico esta vez caminando yo hasta él- sólo necesito, por un segundo que me escuches y no pienses solo en ti.


-Creo que esta conversación debería ser acompañada de un buen trago —dice cuando ve mi borgoña sobre la mesita de noche-  esto es Nueva Orleans y yo conozco todos sus secretos.



-Bien, vamos por un trago —le digo después de mirarlo un segundo a los ojos. Si iba a decirme un gran no, mejor que lo hiciera cuando estuviera bastante borracha y hubiese bailado unas cuantas canciones, así la decepción no sería tan grande y el viaje no sería perdido.

family tree #wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora