Lo último que pudo visualizar Elaine fueron unos extraños ojos rojizos ocultos desde la densa oscuridad de la casa y un destello de lo que posiblemente eran unos dientes. Su corazón latía desbocado mientras trataba de recuperar el aliento. El aire estaba cargado de una energía oscura y opresiva que parecía envolverla por completo.
Elaine se encontraba sola en el salón principal de la antigua mansión abandonada. Sus amigos, Johan, Aron, Leslie y Ángelo, habían desaparecido en extrañas circunstancias desde que decidieron explorar aquel lugar maldito. Los rumores decían que la casa estaba poseída por una presencia sobrenatural que alimentaba sus fuerzas de los miedos más profundos de aquellos que osaran adentrarse en ella.
La joven estudiante de preparatoria, con sus 16 años de edad, sabía que no podía dejarse dominar por el pánico. Debía encontrar a sus amigos y descubrir qué había sucedido. Mientras avanzaba por los pasillos de la mansión, los murmullos inquietantes y las sombras que se movían a su alrededor la llenaban de inquietud. Cada paso que daba parecía llevarla más y más lejos de la realidad conocida, adentrándola en un mundo donde el terror era tangible.
Elaine llegó a una puerta entreabierta y pudo percibir una tenue luz proveniente de su interior. Con cautela, empujó la puerta y entró en lo que parecía ser una habitación abandonada. En el centro de la estancia se encontraba una figura encapuchada de pie, con los brazos extendidos en cruz. El ambiente se volvió aún más pesado, como si la presencia en la habitación tuviera el poder de asfixiarla.
¿Quién eres? preguntó Elaine con voz temblorosa.
La figura no respondió, pero los ojos rojizos bajo la capucha se clavaron en ella. Una sensación de terror se apoderó de su cuerpo y una voz susurrante resonó en su mente.
"Tafio... la personificación del terror más profundo. Tú y tus amigos han despertado mi presencia en esta casa maldita. Ahora pagarán por sus miedos".
Elaine retrocedió, tratando de encontrar una salida, pero la puerta se cerró de golpe detrás de ella, dejándola atrapada con la figura aterradora. Los miedos de la joven cobraron vida en formas inimaginables. Imágenes horribles y distorsionadas de sus seres queridos, sus pesadillas más oscuras, la perseguían sin piedad.
Desesperada, Elaine recordó una historia que había escuchado sobre la Tafiofobia, el miedo a ser enterrado vivo. Fue entonces cuando una idea cruzó por su mente. Si Tafio se alimentaba de los miedos de las personas, tal vez podría enfrentarlo utilizando sus propias fobias en su contra.
Reuniendo todas sus fuerzas, Elaine resistió el embate de las visiones terroríficas que la acosaban. Cerró los ojos y se concentró en sus propios miedos, en el pavor de la soledad y la claustrofobia. Lentamente, las imágenes distorsionadas comenzaron a desvanecerse.
Cuando finalmente abrió los ojos, Tafio ya no estaba. La habitación se encontraba en silencio, y Elaine supo que había logrado derrotar al ente maligno utilizando su propio terror contra él.
Con el corazón palpitante y llena de determinación, Elaine salió de la habitación y continuó su búsqueda de sus amigos. Sabía que el camino por delante sería oscuro y peligroso, pero estaba dispuesta a enfrentar cualquier cosa para liberarlos de las garras de Tafio y poner fin a la maldición de aquella casa.
Elaine avanzó por los interminables pasillos, armada con la valentía que había encontrado dentro de sí misma. No permitiría que el miedo la dominara, pues había comprendido que solo enfrentándolo de frente podría liberarse de sus garras mortales.
Mientras Elaine se adentraba cada vez más en los pasillos sombríos de la mansión, un susurro sibilante comenzó a resonar a su alrededor. La voz de Tafio se hacía presente de nuevo, tratando de socavar su determinación.
"¿Crees que puedes derrotarme tan fácilmente, pequeña mortal? Tus esfuerzos son inútiles. Mis dominios se extienden más allá de esta casa, y tu y tus amigos son presa de mis garras."
Elaine apretó los puños y mantuvo la mirada fija hacia adelante, negándose a caer nuevamente en el abismo del miedo. Continuó avanzando, sorteando obstáculos y enfrentando visiones terroríficas que Tafio le enviaba para intentar quebrantarla.
De repente, un grito angustiado resonó desde una de las habitaciones cercanas. Era la voz de Johan. Elaine aceleró el paso, siguiendo el sonido hasta llegar a una puerta entreabierta. Empujó con fuerza y entró en una habitación oscura y lúgubre.
Allí encontró a Johan, temblando de miedo en una esquina de la habitación. Su cuerpo estaba cubierto de arañazos y su rostro reflejaba el horror que había presenciado.
"Elaine... está aquí, nos está acechando", balbuceó Johan, apenas siendo capaz de articular las palabras.
Elaine se acercó a su amigo, colocando una mano reconfortante sobre su hombro.
"No te preocupes, Johan. Estoy aquí para sacarte de esta pesadilla. Juntos encontraremos una salida".
Mientras se preparaban para abandonar la habitación, las luces parpadearon y se extinguieron por completo. Una risa siniestra resonó en el aire, haciendo eco en las paredes.
"¿Crees que puedes rescatar a tus amigos? Eres más ingenua de lo que pensaba", se burló Tafio desde algún lugar desconocido.
Elaine tomó una linterna que había encontrado en la habitación y la encendió. Su luz tenue iluminó el camino mientras ella y Johan avanzaban con cautela por el oscuro laberinto de la mansión. Los murmullos y risas malignas parecían seguirlos, alimentando el miedo y la incertidumbre.
De repente, las sombras cobraron vida a su alrededor. Figuras retorcidas y monstruosas emergieron de la oscuridad, avanzando hacia ellos con garras afiladas y ojos brillantes de malevolencia. Era como si los miedos de Elaine se hubieran materializado de la forma más aterradora posible.
Sin embargo, Elaine recordó lo que había aprendido: no debía dejarse dominar por sus temores, sino utilizarlos como armas. Con determinación, se enfrentó a las criaturas abominables, negándoles el poder de controlar su mente y su destino.
La batalla fue feroz, pero Elaine y Johan lucharon con coraje y astucia. Uno a uno, derrotaron a los monstruos generados por Tafio, hasta que finalmente las criaturas se desvanecieron en la nada.
Elaine miró a su alrededor, respirando agitadamente. Aunque el peligro había pasado por el momento, sabía que el enfrentamiento final con Tafio se acercaba. Debía encontrar a los demás y unir fuerzas para acabar con la presencia maligna que los acechaba.
Empuñando la linterna con firmeza, Elaine y Johan continuaron su camino a través de los oscuros pasillos de la mansión, dispuestos a enfrentar cualquier desafío que se interpusiera en su camino. Sabían que su valentía y su determinación eran su mejor defensa contra el terror que aún les aguardaba.
ESTÁS LEYENDO
PHOBIA
Gizem / GerilimLa desgracia de una joven chica persigue a un grupo de jóvenes estudiantes materializando sus mas grandes miedos ¿Te atreverás a enfrentarlos? Del Autor de #Crurofilia y Los Ojos de #Steve, en esta entrega original te hará sentirte como si formaras...