PHOBIA

Capítulo 15: Bogi

La mansión parecía extenderse hacia lo desconocido mientras Elaine, Johan, Leslie y Ángelo continuaban su travesía. Aunque habían superado la prueba de Xilo y Malvora, la sensación de inquietud persistía en el aire. El siguiente desafío estaba a punto de revelarse.

Avanzaron por pasillos sombríos y ascendieron una escalera que parecía no tener fin. Finalmente, llegaron a una puerta antigua con tallados que sugerían criaturas extrañas y aterradoras. Al abrir la puerta, se encontraron en una sala vasta y oscura, iluminada solo por la luz tenue de antorchas.

En el centro de la sala se alzaba un altar cubierto con un manto negro. Sobre él, descansaba una figura encapuchada que parecía fusionarse con las sombras. A su alrededor, susurros incomprensibles llenaban el aire, evocando un sentimiento de malestar profundo.

La figura levantó la cabeza, revelando un rostro pálido y ojos enigmáticos. Este era Bogi, el ser que personificaba la Bogifobia. Su presencia emanaba una energía siniestra que hacía que la temperatura de la sala descendiera.

—Bienvenidos, intrépidos exploradores de los temores —dijo Bogi con una voz que resonaba en la mente de los jóvenes.

Elaine se estremeció ante la presencia de Bogi, consciente de que este ser podría manifestar sus miedos más oscuros relacionados con criaturas y seres desconocidos.

—Veo que han superado las pruebas anteriores. Pero, ¿podrán enfrentar lo que yace en lo más profundo de sus pesadillas? — continuó Bogi, extendiendo una mano hacia el altar.

De repente, la sala se llenó de sombras que cobraron vida. Criaturas extrañas y terroríficas emergieron de la oscuridad, serpentinas y con ojos que destellaban con malicia. Eran las encarnaciones de los miedos más profundos de cada uno.

Johan, que siempre había expresado su desconfianza hacia lo desconocido, se encontró rodeado por sombras que tomaban la forma de criaturas de cuentos de hadas distorsionadas. Seres con cabezas al revés, ojos en lugares inesperados y extremidades deformes se movían a su alrededor, creando un escenario surrealista.

Leslie, por otro lado, vio cómo las sombras adquirían la forma de criaturas marinas desconocidas, con tentáculos ondulantes y ojos que brillaban en la penumbra. La sensación de estar atrapada en un océano oscuro y desconocido la hizo temblar.

Ángelo se enfrentó a sombras que adoptaban la apariencia de figuras humanoides, pero con rostros desfigurados y extremidades alargadas. Eran seres que parecían surgir de las pesadillas más intensas de su infancia.

Elaine, por su parte, vio cómo las sombras tomaban la forma de criaturas mitológicas y seres de leyendas antiguas. Quimeras aladas, grifos rugientes y serpientes de múltiples cabezas la rodeaban, desafiándola a enfrentar su miedo a lo inexplorado.

Mientras las criaturas ilusorias danzaban a su alrededor, cada uno de los jóvenes luchaba por mantener la compostura. Bogi observaba con satisfacción, disfrutando del espectáculo de sus fobias materializadas.

Elaine recordó las lecciones aprendidas en los desafíos anteriores. Respiró profundamente y se centró en la conexión que compartían como grupo. Recordó cómo habían superado juntos las amenazas de Xilo y Malvora, y cómo su unión había disipado la oscuridad.

Con determinación, Elaine se acercó a Johan, Leslie y Ángelo, extendiendo la mano hacia ellos. Al hacerlo, una luz cálida y reconfortante comenzó a emanar de su ser, disipando las criaturas ilusorias que los rodeaban. Los amigos se miraron entre sí, sorprendidos y aliviados al ver que la valentía de Elaine los protegía de las manifestaciones de sus propios miedos.

—Vuestra unión es vuestra mayor fortaleza. Muy bien, intrépidos exploradores, han demostrado que la amistad puede ser más fuerte que el miedo —dijo Bogi, su voz resonando en la sala.