Capítulo 09: Claustro

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Diario de Elaine

Estaba caminando por los pasillos de la vieja mansión cuando escuché un sonido extraño detrás de mí. Me di vuelta rápidamente pero no vi nada, así que continué mi camino. Sin embargo, el sonido persistía, cada vez más fuerte y agudo, como si alguien estuviera rasgando algo con una navaja. Comencé a sentirme incómodo y con miedo, como si algo me estuviera observando. 

 De repente, una figura apareció en el final del pasillo, pero era tan extraña que no pude identificarla. Parecía ser un humanoide, pero su rostro era completamente distorsionado, sin ojos y una gran boca abierta. Me quedé paralizado, sin saber qué hacer. La figura comenzó a acercarse lentamente hacia mí, con un movimiento extraño y torpe, como si sus piernas fueran largas y delgadas y no estuvieran diseñadas para caminar sobre dos pies. 

Intenté correr, pero sentí una extraña sensación en mi cuerpo, como si estuviera siendo perforado por agujas. Grité de dolor y terror, pero la figura no se detenía, se movía con una velocidad impresionante y estaba cada vez más cerca de mí. Finalmente, logré escapar de sus garras y corrí hacia la puerta, pero cuando intenté abrirla, estaba cerrada con llave. Me di cuenta de que estaba atrapado en la mansión, a merced de esta extraña criatura. 

La figura se acercó hacia mí nuevamente, con un movimiento de cangrejo, arrastrando sus patas largas y delgadas. Me di cuenta de que estaba herido, con agujas y cuchillas atravesando todo su cuerpo, y estaba cubierto de sangre. Sus manos esqueléticas se estiraron hacia mí, como si quisieran arrancarme el corazón del pecho. Yo estaba temblando de miedo, sintiendo que mi corazón latía con fuerza en mi pecho. 

De repente, la figura se detuvo, como si hubiera sentido algo. Escuché un grito a lo lejos, un grito que parecía humano. Me di cuenta de que no estaba solo en la mansión, que había otras víctimas que habían caído en manos de estas criaturas demoníacas. El grito se convirtió en un llanto, un llanto que parecía venir de todos lados. 

Me di cuenta de que estaba rodeado por estas figuras extrañas, todas moviéndose en dirección hacia mí, con sus rostros deformados y sus cuerpos heridos.Comencé a correr, desesperado por escapar de esta pesadilla. Las figuras se acercaban cada vez más, moviéndose con una velocidad que parecía imposible. Escuché sus garras rasgando el piso, sus cuerpos deformados arrastrándose detrás de mí. Me di cuenta de que estaba atrapado en un laberinto de pasillos, que no había escapatoria posible.

Al fin, me detuve en un callejón sin salida, con las figuras acercándose cada vez más.

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Elaine se sentía cada vez más atrapada en el pequeño espacio. No podía moverse, su respiración se aceleraba y sus manos comenzaban a sudar. Intentó abrir la puerta, pero estaba cerrada con llave. Comenzó a golpearla, pero nadie respondió. La claustrofobia estaba tomando el control de su cuerpo y mente.

Mientras tanto, en una habitación oscura y abandonada, un extraño ser acechaba. Una sombra que se movía de un lado a otro, esperando su próxima víctima. De repente, escuchó los golpes en la puerta y se detuvo. Algo o alguien estaba tratando de escapar.

Elaine seguía luchando para salir, pero sus esfuerzos eran inútiles. La habitación estaba cada vez más oscura y su respiración se hacía cada vez más pesada. De repente, la puerta comenzó a abrirse lentamente, pero no había nadie al otro lado. Una fuerza invisible la estaba empujando hacia fuera, pero ella no sabía si era una ayuda o una trampa.

Mientras tanto, la sombra se había detenido a pocos metros de la puerta. Sabía que había logrado asustar a su presa, pero quería más. Quería ver el terror en sus ojos, sentir su miedo. Se acercó lentamente a la puerta entreabierta, lista para hacer su siguiente movimiento.

Elaine salió finalmente de la habitación, sintiendo el aire fresco en su rostro. Miró hacia atrás y vio a la sombra acercándose. Corrió lo más rápido que pudo, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza. No sabía quién o qué era esa cosa, pero estaba segura de que no quería encontrarse con ella de nuevo. La sombra la seguía de cerca, moviéndose cada vez más rápido.

Finalmente, logró llegar a un lugar con más luz y gente alrededor. Se dio cuenta de que estaba temblando y sudando, y que su cuerpo aún estaba bajo los efectos de la claustrofobia. Miró hacia atrás y vio cómo la sombra desaparecía en la oscuridad. Nunca había sentido tanto miedo en su vida.

La oscuridad era total, y la única luz que llegaba a Elaine era la que entraba por el pequeño espacio por donde había entrado. Se encontraba atrapada en un lugar pequeño y estrecho, sin saber cómo había llegado allí. Trató de moverse, pero cada vez que intentaba hacerlo, las paredes de la caja donde estaba encerrada parecían cerrarse más sobre ella.

Elaine comenzó a respirar con dificultad, mientras su mente se llenaba de pensamientos aterradores. ¿Y si nunca salía de allí? ¿Y si moría de hambre o sed? Cerró los ojos y trató de calmarse, pero la claustrofobia comenzó a apoderarse de ella.

De repente, un ruido sordo resonó en la pequeña caja. Elaine comenzó a temblar, mientras el sonido se repetía una y otra vez. Algo se arrastraba en la oscuridad, y ella no sabía qué era.

De pronto, la caja se sacudió con fuerza, y Elaine sintió que algo la agarraba por el pie. Intentó gritar, pero su voz se ahogó en su garganta. Una fuerza desconocida la arrastró hacia lo desconocido, mientras ella luchaba por escapar.

Finalmente, logró liberarse y salió corriendo hacia la luz, fuera de la caja. Pero el terror la seguía, como si algo la persiguiera desde la oscuridad. A pesar de que estaba a salvo, no podía evitar sentir que algo siniestro la observaba desde las sombras.

Elaine nunca volvería a ser la misma después de esa experiencia. La claustrofobia se había apoderado de ella, y cada vez que se encontraba en un lugar estrecho o cerrado, sentía la presencia de aquella fuerza oscura que la había atacado en la oscuridad.

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Diario de Elaine

La oscuridad lo cubría todo. Me encontraba atrapada en ese lugar estrecho, sin poder moverme. Intenté respirar profundamente, pero el aire no llegaba a mis pulmones. La claustrofobia se apoderó de mí.

"Tranquila, Elaine, sólo son unos minutos más", intenté decirme a mí misma, pero el pánico me invadía. Cerré los ojos y traté de pensar en otra cosa, pero sólo podía escuchar el sonido de mi respiración y el latido de mi corazón.

De repente, un ruido estremecedor resonó en la pequeña caja donde estaba encerrada. Era como si alguien o algo estuviera rasguñando la madera. Mi corazón se aceleró aún más, y comencé a sudar frío.

Intenté gritar, pero mi voz quedó atrapada en mi garganta. Entonces, sentí una presencia a mi alrededor. Algo frío y húmedo me rozó la piel, y un escalofrío me recorrió el cuerpo.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, la caja se abrió. Me encontré en el suelo, temblando y sudando, pero aliviada de haber escapado de allí. Miré a mi alrededor, y vi a mis amigos, que parecían preocupados por mí.

"¿Estás bien, Elaine?" preguntó Ángelo, con una mirada de preocupación.

Asentí, pero sabía que no olvidaría esa experiencia tan pronto. La claustrofobia me había dejado una marca, y ahora sabía que nunca volvería a subestimar mis miedos.

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