୨capítulo catorce ^ whatsapp chat୧

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Yuliana

Miré mi celular una y otra vez, intentando restarle importancia a los mensajes que me había enviado el Cristóbal hace un rato, pero, mientras más veía el chat, más ganas sentía de vomitar de los nervios:

cristóbal tutorías

Hola, Yuliana
¿Cómo estás?
Que mal que sea yo el que te lo diga
Pero tu pololito se anda viendo con la ex
Los vi juntos en los pastos de ciencias
Andaban bien acarameladitos...
Yo sé que quizá no me vas a creer
Pero pregúntale a él.
Yo solo quiero que te den tu lugar
Es lo mínimo que puedo hacer

Bloquee como por décima vez la pantalla y miré hacia otro lado, mientras me mordía el interior de la mejilla izquierda.

—¡Amo los sábados!—escuché decir a la cabra que estaba detrás mío en la fila de los helados. Porque sí, pasé a la heladería que queda cerca de mi casa antes de ir para allá, ya que de verdad necesitaba despejar mi mente.

—Es viernes, Kari.—se rió la cabra que la estaba acompañando.—Tení un poquito afectada la percepción del tiempo.

—Viernes casi sábado, literalmente.

—Hola, bienvenida a "Me Gusta tu Conito"—sigo pensando en que deberían cambiarle el nombre.—¿Qué se te ofrece?

—Me da un helado simple de pistacho, por favor.—apunté el helado que llamó mi atención desde el momento que llegué.

—¿Algo más?

Negué y me dirigí a un costado para pagar el helado y luego recibirlo.—Muchas gracias, que le vaya bien.

—Igual a ti.

Caminé hacia las mesas que estaban afuera del local y me senté un ratito, mientras intentaba buscar algo que lograra sacar al León de mi cabeza.

Pero a este punto ya nada funcionaba, porque lo único que hago es pensar en él.

Apoyé mi frente sobre la mesa y me quedé así un buen rato, hasta que sentí cómo el helado se me derretía en la mano y alguien tocar mi hombro.

—¿Estai bien? Con mi amiga te vimos y nos preocupamos un poco.

Elevé la mirada y asentí, pero me quedé inmóvil cuando logré reconocer a la persona que estaba al frente mío.

—¿Nos conocemos?—preguntó ella, mientras fruncía ligeramente el ceño.—Siento que te conozco de algún lado.

—Quizás.—sonreí nerviosa y bajé la vista por unos segundos, por vergüenza supongo.—Me llamo Yuliana...

—Mmh, no me suena.

—Martínez.

Ella abrió ligeramente su boca con sorpresa y desvió la mirada hacia su amiga, que estaba mirando expectante desde la otra mesa.

—¡¿Todo bien!?—exclamó con una sonrisa y levantó sus pulgares, pero a los segundos se puso de pie y caminó en nuestra dirección.—¿Por qué las caras?—preguntó con diversión—Ni que hubiesen visto un fantasma.

Tutorías pa' enamorar(nos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora