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Millaray—¡Y este milagro!—exclamó el Jorge, que se giró sobre la silla apenas me vio entrar a la sala de las tutorías.—¿Tercera tutoría de la señorita Millaray García en dos meses? Pobres placas tectónicas.
Lo miré mal:—Me voy, pesao' de mierda.
—Pa qué po.—el Jorge se levantó y corrió hasta la puerta, bloqueándome la salida.—Anda a sentarte, Milla. Tenemos que hablar.
—Que conste que no vine por ti; la Yuli y el León me obligaron.—caminé lento hasta una de las mesas y me senté sobre esta.—Ah, y me debí unas papas fritas.
Lo último que quería era perderme la hora de almuerzo por venir a hablar con el Jorge, sobretodo después de lo que vi en el cumpleaños de la Cata. Pero bueno, soy obediente a mi señora y a su niño rata.
—¿Podemos hablar, Milla?—ladeó la cabeza y levantó sus manos en forma de súplica:—Pacíficamente.
—No.
—Te estoy hablando en serio.
—Yo igual.—asentí divertida, pero me di cuenta que no le estaba causando gracia.—Podemos,—le dediqué una sonrisa forzada, y apoyé la palma de mis manos sobre la mesa.—pero no prometo que sea una conversación pacífica.
—El otro día me dijiste...—guardó silencio unos segundos y jugó con sus manos:—Cuando fuimos al mall porque el León estaba celoso de la cita de la Yuli con el Cristiano...
—Se llama Cristóbal.—me reí, porque ya todos le habían cambiado el nombre a ese ahueonao.
Asintió, restándole importancia:—Ese día me dijiste que estabai enamorada de mí.
—Ah, sip.—intenté restarle importancia también, pero la verdad es que me habían dado hasta ganas de vomitar.—¿Qué con eso?
—¿Eh?—preguntó igual de descolocado que esa vez:—¿Por qué me lo dijiste?
—Tú me preguntaste, Jorge.—mentí, porque estaba tan nerviosa que ni me acordaba qué había dicho ese día.
Negó:—No quería saberlo, Milla.
¡Auch!
—Chuta, no sabía que mi confesión iba a ser tan desagradable pa' ti.—me levanté de la mesa, dispuesta a irme a llorar.—Disculpa que alguien como yo se haya fijado en ti.
—No es eso, Millaray.—suspiró con frustración y negó rápido:—Tú sabí que nunca pensaría algo así de ti.
—¿Entonces?
—Tení mi cabeza hecha un caos.
—Ah,—asentí lento y lo miré con atención para preguntar:—¿te estoy confundiendo, Jorge?
—Sí.
—¿Por eso te comiste con la Andrea en el cumpleaños de la Cata? ¿Para aclarar tu mente?—le di palmaditas en el hombro y susurré con cierta amargura:—Tranquilo, Jorge. Prometo no perturbar más tu mente.
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Tutorías pa' enamorar(nos)
Novela Juvenil𓂃⟡ ୨CHILENSIS୧ ⟡𓂃 La Yuliana siempre ha sido una alumna ejemplar, y su esfuerzo por tener las mejores notas le han causado un fuerte peso en su vida; obligándola a cerrarse a la oportunidad de conocer gente nueva. Todo esto cambia cuando conoce al...